Me llevan preso por un crimen que no cometí. Dos policías bien armados me custodian como al peor de los criminales. Todo empezó por cumplir un deseo que tenía desde hace muchos años: conocer Marcahuasi, una montaña enigmática ubicada en la sierra de Lima. Las noticias que había leído de este lugar me causaron mucha fascinación. Mamíferos y aves gigantescas convertidos en piedras era una de las atracciones. Pumas, zorros, cóndores, búhos, y otros animales de pronto se habían congelado y quedaron como si tuvieran vida. También se decía que aterrizaban seres extraterrestres y bajaban de sus naves para recoger un mineral que sólo había en las entrañas de la montaña mágica "Marcahuasi”. Pero lo que más llamaba la atención de ese lugar era "El rostro humano", una piedra gigantesca con una cara que, según avanzaba el día, cambiaba de color de acuerdo a las razas del ser humano: Al despuntar el alba aparecía la faz de un hombre blanco, con el pelo...
Poéticas indígenas y originarias.