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MOVIMIENTO KLOAKA: 30 AñOS DE POESIA Testimonio de Roger Santiváñez

Tomado del Pasyuk del Movimiento Kloaka, happy treinta watas.

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CERCADO , restaurant Wony, mediodía del 30 de agosto de 1982 –Santa Rosa de Lima- dos jóvenes poetas conversan animadamente. Ellos son Mariela Dreyfus y Roger Santiváñez –quien redacta este documento-. Hay que romper con todo –sostiene Mariela y yo estoy de acuerdo. Una extraña coincidencia nos ha reunido en el Wony después de vagabundear por las intrincadas calles del centro de Lima. Hemos decidido fundar el Movimiento Kloaka. Sentimos la necesidad de manifestarnos como artistas contra una sociedad con la que no estamos de acuerdo. Pensamos –siguiendo a Rimbaud- que la verdadera vida está en otra parte. Es decir, no en el ambiente convencional que nos rodea, sino oculta, bajo tierra, underground. En los subterráneos –en las cloacas- allí es donde fluye la auténtica dimensión de la humanidad, como reflexiona el personaje de Sábato en Sobre héroes y tumbas mientras dura su errático rumbo por debajo de la ciudad de Buenos Aires.

La ciudad obsede nuestras mentes. Y la vida real y sencilla de las gentes, no la mascarada social hipócrita que nos muestra la maquillada televisión. El sistema está podrido –consideramos- es una cloaca. Campean la explotación económica, el desprecio social y la discrimación racial contra las masas de trabajadores. Toda la sociedad en su conjunto está envilecida por el capitalismo. Nos negamos a participar en ese infernal mercado de almas humanas. Sabemos que hay un resquicio de inocencia en el pueblo peruano y hacia él nos dirigimos. Asumimos una actitud de vanguardia –desde el surrealismo hasta el movimiento hippie- reconocemos el componente étnico de nuestro ser: nos declaramos Andes-ground, recogemos el fonema /kj/ del idioma quechua: somos entonces el Movimiento Kloaka.



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Decidimos invitar a dos jóvenes escritores que –creemos nosotros- captarían el mensaje que queremos proponer: el poeta Guillermo Gutiérrez Lyma y el narrador Edián Novoa, ambos estudiantes de Literatura de la Universidad de San Marcos, donde nosotros también estudiamos. Queda así conformado el núcleo central primigenio del Movimiento Kloaka. A partir de ese instante nos entregamos a largas sesiones –a la manera de los beatniks- en las que cada uno de nosotros –en un símil catártico del psicoanálisis- habla ininterrumpidamente desde los meandros más recónditos de su experiencia personal y la historia de su vida. Esto produce una extraordinaria cohesión interna entre los cuatro miembros del core inicial. Celebramos nuestra impecable fusión con una rociada visita al bar La Llegada y –en medio de un bosque de botellas de cerveza- nos fugamos sin cancelar la cuenta, tan sólo por asumir un riesgo contraviniendo las reglas de la moral establecida, y –de paso- cumplir la consigna propuesta por un verso de Enrique Verástegui en su libro En los extramuros del mundo.

POCO después se integran al Movimiento José Alberto Velarde, poeta de raíces aymaras, estudiante de psicología en la Universidad Garcilazo de la Vega, con quien tomé contacto de casualidad en un concierto de Alfredo Zitarrosa en el Campo de Marte en Lima. Pepe Velarde tenía tras de sí una interesante historia de militante izquierdista en Buenos Aires y caminante en auto-stop por Bolivia y el Brasil. Velarde trajo al Movimiento Kloaka los textos libertarios de los anti-psiquitras, principalmente la Gramática de la vida de David Cooper y fue el fundamental adalid de lo que él llamaba las Bases ideológicas del Movimiento. Domingo de Ramos, ex-militante del Partido Comunista Revolucionario, a quien yo conocía de vista por haberlo visto con uniforme único y su brazalete rojo en las asambleas de apoyo a la famosa huelga del SUTEP en 1979; fue presentado al Movimiento por Mariela Dreyfus: ella era asistente de prácticas en un curso de Metodología en el programa de Ciencias Sociales de San Marcos, donde Domingo estudiaba. El pintor Carlos Enrique Polanco, a quien conocí en una fiesta habiada en el taller de artistas plásticos Huayco, se integró gustoso ante mi invitación, debido a que –según me lo expresó- Kloaka significaba para él la ciudad. Finalmente se sumaron Mary Soto, ex-militante del PCR-Trinchera Roja, quien canalizó su –hasta entonces- reprimida vocación poética integrándose espontáneamente al Movimiento mientras nos reuníamos en una mesa del restaurant Wony. Y Julio Heredia, poeta que yo conocía desde los días del grupo La Sagrada Familia y –a la sazón- periodista de la revista Gente se plegó inmediatamente después de entrevistarnos –con gran despliegue- para el medio en el que trabajaba.



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DECIDIMOS entonces realizar nuestra primera presentación pública en el bar La Catedral de la Plaza Unión. Hasta allí llegó la banda de rock y chichia Durazno Sangrando conformada por Rodrigo Quijano, Fernando Bryce (actualmente renombrado artista plástico), Octavio Susti y Daniel Brodiano. Presentamos pintura de Polanco y también tocó una banda integrada por músicos –en ese instante- proto-subtes: Toño Infantes y Toño Arias de Temporal y Raúl Montañez (quien después conformaría Leuzemia) con Edgar Barraza, el legendario Kilowat. Los poetas leímos poesía y manifiestos y cerramos la noche con una fiesta improvisada entre las chicas lindas de la Universidad Católica que asistieron al recital mezcladas con avezados lumpens de la zona, aisduos parroquianos del mencionado bar que nombra una de las más conocidas novelas de Vargas Llosa: Conversación en la Catedral.

El Movimiento Kloaka realizó una intensa actividad de agitación en Universidades y barrios de Lima.Congregó la atención de simpatizantes en Lince: Gino Ravina, Cali Flores y su banda de rock Medias sucias, Los poetas Bruno Mendizábal en San Felipe-Jesús María, David Pillman en el Rímac,Rafael Dávila-Franco en Barranco, el pintor Roberto “Caballo” Cuenca. La banda de rock-fusión Delpueblo –Piero Bustos, Ricardo Silva, Jorge “Negro” Acosta, Alfredo “Gallo” Calvo, Yolo Flores, Toño Lértora- que acompañó a Kloaka en sus presentaciones en el Auditorio Miraflores. Y Rodrigo Quijano, Tatiana Berger, Mario Wong, Frido Martin, así como José Antonio Mazzotti y Dalmacia Ruiz Rosas, quienes actuaron como aliados principales del Movimiento.

Celebremos juntos los 30 años de la fundación de nuestro sagrado Movimiento Kloaka.



[Publicado en la revista Esquina / Arte y Cultura # 28. Lima, junio de 2011]

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