Este pensamiento lacónico que acierta se torna insoslayable, la piedra de obsidiana en el zapato equivocado, todos recordamos lo que ya advertía hace un tiempito Décimo Junio Juvenal sobre el talante humano: “Nadie se hace malvado de repente”; o estotro del mejor Goethe: “Aprovecha tu buen estado de ánimo, se presenta muy raramente”. Rolando tercia, aquí, con una imbricada sutileza y unas enigmáticas correas: “El masoquismo hace estragos / en un sinnúmero de sádicos”.
A miliún brazadas de estas reflexiones, en España, está aconteciendo en estos momentos un boom de aforistas muy saludable que no se observaba, hace rato, en ningún formato de la poesía breve en nuestro ajetreado cosmos hispanoparlante. Nos dice el querido poeta español Mario Perez Antolín: “La derrota es lo único que nos humaniza; pletóricos damos miedo”. Se reúnen, se publican, se leen, debaten, escriben hermosas sentencias, hibernan, reflexionan, se retiran el saludo, desabotonan, antologan y forman indispensables cofradías. Revagliatti bienviene hacia acá con su: “Suelen las fieras domesticadas / ser melómanas”.
En la Argentina del siglo XX aconteció algún otro maremágnum y una rara popularidad del aforismo, que dio paso a una muy profunda poesía breve. Es Oliverio Girondo, en esa ventada loca de entre guerras, quien ahonda en un mecanismo interesante por todos sus trirrectángulos, engarzar una serie de aforismos que se baten entre ellos para hallar un poema general más vasto: “Junto con el vigilante, entra la aurora vestida de violeta”. Nos acota Rolando: “Es tu frutera la que colmo / con peras de mi olmo”.
Fértil en grandes aforistas nativos ninguno tuvo la fama, la brillantez y la aceptación del inabarcable Porchia, un escritorazo venido de la ajetreada Calabria con sus ideas revolucionarias y su impronta trabajadora, por momentos bestial, de tal prosa tímida, arrasadora y popular, que escaldó a llaga viva las bases del redescubrimiento del aforismo para siempre. De su único libro “Voces”, tan inextricable y simple como el mar, nos obsequia: “El hombre vive midiendo, y no es medida de nada. Ni de sí mismo”. Se abarragana aquí el franelero: “En el terreno de las hipótesis / se cuecen habas”.
La brevedad, el sonido pegadizo, el retruécano, el birlibirloque, el ánimo de sentencia emparentada con cierta sabiduría zumbona hacen del aforismo un terreno fértil, reflexivo, pródigo en encantos, rimas y alegrías pero, también, plagado de trampas, recodos e ironías desembozadas que se despatarran del koan o, sospechamos que por exclusiva culpa de Octavio Paz, de la agitación nula de la hondura oriental; decante entre nosotros, luego, la advertencia que nos realizó el monje Matsuo Basho: “No sigo el camino de los antiguos, busco lo que ellos buscaron”. Se larga a decir Revagliatti: “La vida que te doy es un mal necesario”.
En cuán alarde pictórico de este perspicaz refranero hay un afán convivencial para con otros textos chisporroteantes, con la misma euforia de la bestia desnuda que presta una sospechosa atención a las presas vestidas, a sus tocados, al pliegue primoroso de sus faldas todavía impolutas, a sus horrorosas colonias de vetiver y capulí; en las ocupancias de las bellas imágenes resuena así la lapidaria respuesta del oráculo: “Hagas lo que hagas te arrepentirás”, del grandísimo poeta Nicanor Parra. Rumora en su fraseo el franelero: “Dime quién te duele / y te diré dónde te cruje”.
*La segunda edición se incluyó íntegramente en la antología ‘Lo erótico y otras yerbas’, Ediciones del Pez Amarillo, Buenos Aires, 2006.
Ricardo Rojas Ayrala es un escritor argentino. Su obra literaria, que consta de 17 libros, de poesía, novela y cuento, se ha publicado en México, Italia, El Salvador y Argentina. Es Secretario de Cultura de la organización fraternal de los trabajadores de Farmacia -de Argentina- (ADEF).
Con Marta Miranda dirige el Festival Internacional VaPoesía Argentina de literatura e inclusión que ya ha realizado IX ediciones. Es director del sitio de cultura lapurpuradetiro.com.ar.
Es miembro de Radar “la intersindical de cultura” que reúne a más de 38 organizaciones fraternales de trabajadores de la Argentina. Participa en encuentros y festivales culturales en diversos países como España, Cuba, El Salvador, Uruguay, México, Costa Rica, Guatemala, Chile, Venezuela, Camerún y Argentina.
Entre otros reconocimientos a su obra literaria, obtuvo el tercer Premio Municipal de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires.
Fue finalista del concurso internacional Poesía en tierra, organizado por el Centro de Cultura de España en la Argentina y la editorial Fondo de Cultura Económica de México que editó dicho poemario. Resultó ganador del premio Le mie parole altrui en Italia, con traducción de la doctora Pamela Cologna, auspiciado por Giovane Holden Edizioni.
Fue ganador del Premio Latinoamericano de Literatura de la Unam.
Fue uno de los ganadores del concurso internacional Papeles de la Pandemia, convocado por “Letralia, tierra de letras”, que editó su libro Cantos de la Peste.
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