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HUACOS ERÓTICOS, Pedro Granados

HUACOS ERÓTICOS
I
Hagan una cerámica
de nuestros cuerpos
los nuevos habitantes
de este país.
Somos nazcas o mochicas
en nuestros movimientos.
Aún no estamos enterrados
continuemos.



II
Sus dientes blanquísimos y apretados
destilan saliva y atrapan
el más tenue rayo de luz.
Y no es como alta montaña,
sino como duna del desierto.
Así han de conservarla en la arcilla.

III
Yo jamás toqué su cabellera
a la hora del amor.
Había de conservar su cuerpo libre
en aquellas primeras algas
que salían brillantes del mar.

IV
Es cierto, sus piernas
son tan densas como el lodo
y su cintura tranquila.
Pero ella sabe excitar
desde sus ojos,
desde la pródiga manera
en que se desnuda.

V
Quizá deberían
ignorar su ternura,
la forma lenta y sabia
como dispone sus miembros
al amor,
la incandescencia en su piel.
Todo aquello será muy difícil
de plasmar.


JUEGO DE MANOS (1984)

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