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El Huámbar y yo. Irma Alvarez Ccoscco

 



El Huámbar y yo andamos encerrados varios días (¿ si no es semanas, meses o años?). A veces está pidiendo a los Apus para hablarme que estamos designados el uno al otro. En otras, cuando no tiene mi respuesta, lo veo intentando partir de esta vida colgándose por la cintura.

Un día vino a impresionarme dándome un performance poético, comparándome con las ninfas y diosas del Olimpo. Como no le funcionó, me dice palabritas como, "sunquypa ruruchan" o me canta "chullalla sarachamanta".

A este challwa, lo conozco como a la palma de mi mano; será por eso que se calma, me mira y me alcanza chicha de jora, agarra el charango y canta para los dos.

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