Siwinaqucha. Julio Chalco

Ima urpiraq Julionchispa sunqunmanta ripupun




SIWINAQUCHA
Sunquchay, aún te estoy queriendo.
No sé hasta cuándo
ni hasta dónde.
Muy a pesar de que
te me has ido sordomuda -
y que me has dejado
sin el eco del motor de tus palabras
sin tus remedios del día siguiente,
sin tus dulces de media tarde,
sin el boleto de regreso
sin el lado B de tu vida,
sin la primavera de la noche siguiente;
- te sigo queriendo.
Solo se te han escapado,
de esa reciente maleta de tu ida,
un puñado de sonrisas tristes,
un montoncito de tus lágrimas arrugadas
y algunos bucles marrones
de nuestras fotos a contraluz
que se han quedado enredados
en el peine de mi vida,
que ahora debo quemar
para renacer.
Urpichay, sí, aún te estoy queriendo,
me pesa horrores aceptarlo:
muy a pesar de nuestras latas viudas
de la cerveza al atardecer,
de ese lejano y añejo licor de caña
que marca un segmento cortante
entre mi copa que se queda
y tu boca de botella que se me va;
muy a pesar de que me hayas librado
de tus boleros viscosos y tragicómicos,
de tu playlist
y el eco contaminante de tus canciones ochenteras;
muy a pesar de que te hayas librado
de aquellos furiosos versos de Bukovsky
que ladraban sobre nosotros.
Urpichay, sunquchay,
de acuerdo, aún te estoy queriendo,
añorando mares, selvas interminables,
imaginando caminos con árboles,
recordando tus manos en mi viento frío,
bebiendo tus cabellos a mordiscos,
oliendo el recuerdo de tus ojos sordos,
y el fuego de tus manos pisando mi nieve perpetua.
solo para buscar borrar con éxito
esa cicatriz exterior que me has tatuado,
y caer en la cuenta,
que tus recuerdos recientes,
siguen surcando esta herida interior
que está llegando a mi nieve perpetua,
irremediablemente.
Urpichay, sunqullay, munasqay,
Sí, claro que te estoy queriendo,
en pasado petrificado,
en presente continuo,
en futuro imperativo,
en participios,
en gerundios,
en infinitivos,
hasta el infinito
hasta el punto final
de esta nuestra nieve.

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