En La bendición de Rosalia de Marithelma Costa. Daniel Torres Rodríguez

Siguen los éxitos de la Bendición de Rosalia de Marithelma Costa, novela de cuya creación hawansuyo fue testigo, por fragmento en los dias del mercado de Chelsea. Felicitaciones Marithelmita, gracias Daniel por compartir esta reseña aparecida inicialmente en el interesantísimo Post Antillano










En La bendición de Rosalía de Marithelma Costa*
 
Me atrevo afirmar que ésta es una novela extraordinaria. Entre el personaje del súper de un building y su ahijada Greidy, ambos de Erredé (República Dominicana), el manuscrito hallado por estos en un basement, recurso cervantino, los papeles de Bea que contienen el relato de Rosalía, su viaje por la laguna Estigia con su barquero Tito y todos sus personajes laguneros, la sesión espiritista donde se transcribe la historia y esa maravillosa radiografía de la diáspora boricua y latinoamericana desde finales del siglo XIX hacia Nueva York, entre todo esto y mucho más, estamos tal vez ante una de las mejores novelas puertorriqueñas de las dos orillas. La acabas de leer y quieres volver a empezarla para atar todos los cabos aparentemente sueltos. Hurgando en una historia familiar novelada, Marithelma Costa nos sorprende en La bendición de Rosalía con un texto esencial publicado por la emblemática Editorial LaCriba que nos ha entregado libros ya memorables como Puro paisaje (2023) de Lourdes Vázquez y Las palabras versus el viento (2023) de Quintín Rivera Toro.
Rosalía es un personaje férreo de mujer que se pone de pie ante el abuso y la humillación de sus parejas. Ella resiste a la manipulación del sistema patriarcal decimonónico que la somete a la deshonra pública por supuestamente ser adúltera y la priva de los privilegios de su clase. Rosalía es obligada a abandonar la isla buscando un futuro mejor sin sus hijos en la urbe neoyorquina donde se encuentra con la solidaridad humana de sus coterráneos y otros exiliados que le dan la mano. Allí recibe ayuda para persistir y continuar sin perder las esperanzas, pese a todas las tragedias, incluido un naufragio. Se hace obrera de fábricas en un momento donde la explotación laboral de una jornada de más de ocho horas sin descanso es la orden del día.
Los diferentes ejes que se interceptan de manera equidistante en el discurso hacen de esta novela un complejo entramado narrativo donde el tiempo y el espacio se desplazan desde la simultaneidad temporal de la laguna Estigia y sus aguas, sus barcas no sólo la de Caronte según el mito sino también las de otros barqueros que la cruzan con sus respectivas historias hasta la lectura de los papeles de Bea transcritos en una sesión espiritista y abandonados en el basement de un building donde son encontrados por el súper y su ahijada Greidy, quienes los leen a medida que nosotros mismos, los lectores y las lectoras, los leemos simultáneamente en la novela. La historia que se narra deslumbra por la prosa limpia y diáfana de Marithelma Costa, quien usa registros tanto poéticos como concretos en un lenguaje múltiple que recoge tanto el habla boricua como latinoamericana de los sujetos diaspóricos que surcan la historia. Sus anécdotas coinciden con la de Rosalía tanto en la isla, como en Nueva York y en la laguna Estigia, al encontrarse con una gama diversa de personajes gestionando varios tiempos narrativos. El uso del cambio de grafías, imágenes, alternando tinta negra y verde, hacen de La bendición de Rosalía un delicioso palimpsesto que debemos descifrar a medida que leemos y acompañamos a la protagonista en su bendición. Las cartas de su hija Belencita la mantienen al tanto de los acontecimientos en la isla, la búsqueda de varios trabajos recorriendo la otra isla de Manhattan le devuelven una libertad femenina que no conocía del todo ni en su Añasco natal ni en su San Juan fugaz y fortuito. Sus dos matrimonios han sido un rotundo fracaso y el amor es algo que se le escapa como el agua entre los dedos, excepto el de sus hijos y su familia. Los momentos en que el súper y Greidy “leen” los papeles de Bea, junto con nosotros, y pausan en otros momentos para explicar, por medio de búsquedas en Google en el teléfono inteligente de Greidy, nos acercan al mundo contemporáneo desde el que dilucidamos, nos asombramos y sentimos lo que Rosalía en su entorno ha tenido que encarar y soportar.
Con La bendición de Rosalía Marithelma Costa se une a toda una gama de la nueva literatura puertorriqueña de los primeros veinticuatro años del siglo XXI que mira hacia nuestro pasado hilvanando ese puente virtual entre Estados Unidos y Puerto Rico como un péndulo cultural que se extiende de una orilla hasta la otra. Quien no la haya leído debe leerla varias veces y participar de esta euforia que nos embarga cuando finalmente podemos montar el rompecabezas, con todas las piezas en su sitio, de esta impresionante novela que se presentó en el callejón de la Librería La Esquina en Río Piedras, Puerto Rico una tarde de sábado de junio con todo el contagioso entusiasmo que embarga a la autora, quien celebra siempre la vida al máximo, a pesar de todas las desdichas de Rosalía porque al contar su historia a la distancia de casi cien años nos hace conscientes que no podemos permitir que estas historias de mujeres vejadas y abusadas por el patriarcado feroz se vuelvan a repetir.  Un “nunca más” a modo de advertencia.
 
Daniel Torres Rodríguez
Ohio University
 

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