Jehová, no se ha envanecido mi corazón,
ni mis ojos se enaltecieron;
Ni anduve en grandezas,
ni en cosas demasiado sublimes para mí.
(Salmo 131:1)
Llevé una vida sencilla como la madera
busqué flores en el campo
con las cuales adorné mis pies
para florecer canté,
para echar raíces tomé otro camino.
Caminé con los arroyos
y broté arroyos de oración en mí
abracé a mis hermanos y hermanas
que me consolaron sin dejarme envanecer.
Así canté en la noche:
Ante tus ojos la piedra es suave
Ante tus ojos es dura el agua
Ante tus ojos un destello es la vida
pero lenta es la vida del alma.
Adán avanzaba
y encontraba las palabras
como capullos envueltos sobre sí mismos.
Las encontraba en los caquis madurando y en las nubes.
Así encontrarás como él florecientes
las palabras sembradas por Dios.
Mi corazón sea tu casa limpia
escuchando la creación,
como un riachuelo fuerte y como un mar suave.
Rompiste las cadenas del mal pensamiento
y elevaste mi alma a una profundidad aérea.
Soñaba sin cansarme en un pensamiento
que brotaba de mi padre y mi madre.
Oh manantial.
Me dijiste con sabiduría:
La fe es una forma de inteligencia
elevada por el amor.
Y el amor es una forma de voluntad
elevada por la gracia.
En la oscuridad de mis ojos
me senté y allí estabas
creando el big bang
el corazón del pensamiento y materia
el cercano y lejos
el antes y después.
Te quiero palpar onda arborescente
que vuelve de remotas galaxias.
Respiración de sueños inéditos
iluminada estrella que viene de vuelta
por mares montes abismos
con los cantos de tu deriva
llegas a las orillas que acarician el corazón.
Cantos que navegan en la geografía del espíritu
¡Sean mi guía!
La caza es vida o muerte para el ciervo
La caza del espíritu es vida o muerte para el alma.
Tuviste un sueño
y tu sueño se adelantó en todo
y brillaba y brillaba
sin contenerse la palabra
moraba en las partículas
en las montañas
y en la nieve
del monte Tsukuba.
Mi alma no tiembla.
En mi alma se refracta su divina presencia
un día de invierno.
Cristo cantaba
y el canto conmovía a las piedras
mi alma de monte volaba
y veía.
El canto de Jesús conmovía al riachuelo
y éste se desbordaba en una brisa
para mojar los campos sedientos
Así mi cuerpo conmovido
se desbordaba en alegría
e inundaba los secos canales.
Ésta es mi alma, yo no la veía,
pero la conocía como alma de piedra
como estrella nueva, como un todavía
que crecía en murallas
cubiertas de hierba nueva.
Cristo cantaba
si su canto decía reverdecer
las raíces de mi cuerpo
se hundían más profundo en la tierra
los minerales subían atropelladamente
y después de caer por las laderas la tierra reverdecía.
Crecieron los yomogi
y los pastos
los rododendros se vistieron
con flores hijas de la luz.
Cristo cantaba
y al oírlo el aire
que nunca es sordo se sacudía.
-Tú eras aire
y ahora serás sílaba-
y en el canto
surgía la palabra.
-Oh tú que eras estrella
serás pensamiento-
y en su canto
surgía conciencia.
Cristo me vio
con mi alma de piedra
-despierta- me dijo
-tú eres carne de luz.
Ya nada nos separará del amor de Cristo
le dije a mi corazón
yo no temeré más a las alturas.
Montes de mi corazón
que entre el mar
que entren cascadas.
Finitos somos
frutos verdes
madurados
noche y día
pero cortados
finitos olores
fugaces fuimos
sintientes sueños
racimos modernos
mundos con puertas
no lo sabemos
pero por dulzura
en nuestros hogares
hay frutos maduros
entre palabras.
Vive el sol y la luna
y la semilla que brota
entre las hojas secas.
Vive el brote eterno del mundo
el brote regado por el río
que juega con las partículas de polvo.
Tú brotas lleno de Cristo
en el corazón de la Galaxia.
Vive, dice una espiral y vivo
canta, dice una espiral
y su canto llena de planetas mi canto.
Planetas que viven
Oh Señor
dame palabras.
Cuando me sueltes al silencio
volaré sobre alas de ángeles
por las sendas de tu visión
y las estelas de tus cantos.
Te vi entrando al mundo
vi arrodilladas a naciones
navíos, drones, canastas de oro
césares y reyes modernos
ciudades e islas concebidas.
Los pueblos que son
y los que serán
los futuros faraones y sus esclavos
los samuráis y mandarines
las flotas siderales.
Te vi entrando al mundo
vi arrodillados a los animales
y las plantas
los petróleos y las piedras
las gemas y planetas pulidos
y cada palabra
y pensamiento
que ha existido y existirá
los mundos soñados
y sus llamas vaporosas.
Elevado por la radiante alegría de la paz de Dios
fui claro como la luna llena
el tiempo tibio entraba por mi nariz
y exhalaba por mi boca
la muerte se postró ante mi Señor
y en el fondo de mi corazón brotaron
cañas entre el manantial.
Mis huesos eran polvo del que brotaban árboles
mis ojos nacían otra vez
la muerte se postró ante mi Señor.
Desnudo entre gotas de sol
la mañana dilataba su libertad en mi pecho.
Cristo, quitaste voces de mi cabeza
y me llamaste para recordar tu nombre.
-Si tú me has llamado
yo me acordaré de tu nombre eternamente-
Solo quiero escucharte
abriendo mis oídos, mis sentidos
a tu lengua creadora del cielo y la tierra.
Sea este corazón afirmación de tu presencia
y sea mi alma ornamento.
Belleza
tú que empiezas en la voz de Dios
quítame los miedos.
Belleza valiente de vivir
que no vacilas
quítame los desvíos
quiero ver más allá de los ojos empañados
de esta época.
Pasarán diluvios
pero tú reencenderás el fuego
sagrado en las islas
y las lenguas vestirás
con cantos nuevos.
Pensamiento valiente
mi corazón tendrá una casa en su músculo
en donde se formarán sueños resplandecientes.
Los platos se llenarán con alimento.
Vendrán a ti, mi corazón,
con el pan de las nuevas civilizaciones.
Amiga, profetizaremos
con el baile del Espíritu en nuestro pensamiento
y voltearé a mis lados como un brote
que comienza a mirar el mundo.
Recibirán mis ojos
la medicina que tú reservas en la creación
y entrará tu claror por mis ojos
romperá las ligaduras del mal
en mis pupilas.
Se curarán los calabozos que he visto
y me vestiré en la mirada
con tu belleza.
Habrá un día en el templo del corazón
habrá un árbol en el corazón
que se tornará como de oro.
Allí recibiré cobijo
tiernas serán las aguas
donde encontraré entendimiento
mi pensamiento será
como el rocío condensado en las hojas.
Señor mío
he puesto flores en mi mochila
y he puesto semillas en mi balanza.
Entre grandes montes donde me escuchas
una semilla ofrendé
a los oídos de mi esposa
una semilla ofrendé
al oído del tiempo.
Soñé lo real y vi lo real en el sueño
múltiples veces me perdí en senderos tenebrosos
y entré a la boca del lobo
múltiples veces me has rescatado
y me has llamado
intercediendo por mí.
En mi torpeza me guiaste
entre tolvaneras de confusión y desfiladeros
has sido mi único asidero.
Gracias a tu bondad
encontré lo que mi alma es
en un tiempo que es como una vasija
me mostraste la buena noche y amé el verano
me mostraste la vejez y proclamé el otoño como prueba de tu voluntad.
Creado, nacido
y vuelto a vivir
cantando soy el manantial
renacido
alegre en decir:
multiplico las palabras
como las aguas
Soy el manantial
bailo con gracia
brotando al pie de un centímetro
aquí
completos
son los granos de arena
las cumbres del tiempo
las partículas
y las galaxias
nada falta.
Alabanzas
Alabanzas
octubre de 2025.
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