Desde Chumbivilcas, continuando con su valiosa producción sobre diversos aspectos de la historia y cultura de dicho territorio, el profesor Edmundo Montes Ataucuri, comparte la introducción de su reciente Chumbivilcas en la rebelión de Tupac Amaru,=. La entrega anterior del profesor Montes es en torno el Zorro en el folklore Chumbivilcano, gracias profesor,
INTRODUCCIÓN
Hacer realidad la presente obra, en la triple labor de investigar, escribir y editar, ha significado un esfuerzo sostenido por más de cinco años y que, en algunos momentos de mi vida autoral, pareció una monumental e interminable pesadilla. Hoy que puedo poner en tus manos, amigo lector, estas páginas que se independizan de mí, siento el esfuerzo prolongado se diluye en una exultante alegría. Los dos tomos que les entrego ha sido hecho como reitero con enorme esfuerzo sin tregua. A los lectores de Chumbivilcas en la rebelión de Tupac Amaru advierto, que esta obra, está hecha en un estilo que pretende reconstruir los principales episodios ocurridos durante las luchas tupacamaristas en territorio chumbivilcano y de sus mejores hombres que ha ofrecido a la justa causa de la libertad, para ello hemos recurrido a bibliotecas y varios archivos nacionales como del extranjero relacionados a la participación de Chumbivilcas en la rebelión más grande de Latinoamérica, el de Tupac Amaru. Los manuscritos ubicados fueron transcritos con un especial cuidado respetando la ortografía original.
El primer tomo del libro está organizado en nueve capítullos más dos anexos. El capítulo primero da cuenta de las principales causas que ha motivado las rebeliones de los indígenas contra la dominación colonial en Chumbivilcas antes de Tupac Amaru, entre las causas destacan las abusivas mitas mineras, el reparto de mercancías, los tributos indígenas, los derechos parroquiales, la aplicación de los diezmos entre otros abusos cometidos por los bandoleros españoles.
El segundo capítulo trata sobre las rebeliones de los indígenas de Chumbivilcas que se dieron antes de Tupac Amaru. Una de las rebeliones indígenas contra el abusivo reparto de mercancías del corregidor de Chumbivilcas se dio el año de 1768, en el pueblo de Ch’alla jurisdicción de la doctrina de Santo Tomás en Chumbivilcas. El cura de la doctrina de Cayarani don Francisco Martínez estuvo involucrado en esta revuelta apoyando a los rebeldes. El Corregidor de Chumbivilcas Don Joseph Manuel de Miranda y Navia, enjuició a los cabecillas de Ch’alla los hermanos Matías y Nicolás Huamani Uracagua. Esclarecido el asunto en fueros judiciales, el día 17 de junio de 1768 se levantó un auto superior sentenciando a que en la cárcel de Velille se le den 25 azotes a Matías y Nicolás Guamani Uracagua, al primero, se dispuso a que se le despache inmediatamente atado al obraje de Ocaruma para que sirva de escarmiento para otros. En el año 1775, solamente las mujeres de Velille sin apoyo de varones mataron con fiereza increíble al corregidor de Chumbivilcas por los tantos abusos que cometía. Un año después nuevamente en Velille los indígenas mataron al corregidor y a su cobrador por el tema de los repartos. Y otra de las rebeliones que trascendió se dio en el año 1777, Don Jerónimo Sugasti Ortiz de Foranda fue ejecutado en Velille bajo el liderazgo de la esposa del cacique del pueblo José Pumacondori, el corregidor fue matado a pedradas y palos, dejado tendido sin ropa en la plaza principal de Velille.
El tercer capítulo, está centrado en la participación de Chumbivilcas en la rebelión tupacamarista. Una vez iniciada la rebelión, la población originaria de Chumbivilcas se puso de pie para sumarse a la causa rebelde, mientras tanto Tupac Amaru remitía sendos edictos a los pobladores para que se unan. En ese entonces, el teniente de Velille era don Valeriano Bejarano, español pariente cercano del Inca, sin embargo, era fiel servidor de los realistas, a él nombró como Justicia Mayor del corregimiento y a través de cartas ordenó para que aprese al corregidor Joseph Fernández Campino, pero este señor no se encontraba en Velille sino en Cotahuasi realizando el cobro de sus repartimientos. Bejarano, nunca aceptó tal cargo, sino siguió sirviendo lealmente a los españoles. Campino volvió a Velille el 19 de noviembre en plena convulsión social, viéndose en esa situación el corregidor hizo un llamado a los vecinos hispanistas de todos los pueblos de Chumbivilcas para que se constituyan en Velille el 23 del mismo mes, al cual hicieron caso pocos españoles y mestizos menos de Colquemarca. El 23 por la tarde arribó a Velille un importante contingente de soldados capitaneados por el santotomino Diego Mendoza en sus filas estaban los pueblos de Llusco, Quiñota y Santo Tomás, por otro lado, el cacique de Velille don Hilario Pumacallahui con un grueso de indígenas había tomado control de Velille, al unirse ambas fuerzas rebeldes irrumpieron en la casa cural donde estaba oculto el cobarde corregidor don Joseph Fernández, con la finalidad de capturarlo y entregar a Tupac Amaru, pero el astuto cura de Velille don Francisco Areta aprovechando la oscuridad de la noche hizo escapar a Campino y su cajero vestido con traje de un indígena pongo. El día 25 de noviembre Tupac Amaru ingresó a Livitaca con un promedio de 2000 soldados, la gente del pueblo recibió como a un DIOS, don Juan de Zubisarreta fue nombrado como justicia mayor del pueblo. El ejército tupacamarista rápidamente había crecido a 6000 hombres con ellos entró a Velille, capital del corregimiento el 27 de noviembre, allí nombró como justicia mayor de Chumbivilcas a Juan de Dios Valencia, después de su breve estadía, el Inca se retiró hacia Coporaque. El cura de Velille ha jugado un rol importante en las luchas apoyando directamente a los realistas, se resistió al apresamiento incluso llegando a matar a un rebelde y dejar herido a otros, pero al final fue llevado preso a Tinta por los valeros tupacamaristas Ramón Ponce y Juan de Dios Valencia.
El cuarto capítulo lleva por título chumbivilcanos tupacamaristas, en esta sección reseñamos la biografía de los chumbivilcanos y chumbivilcanistas que entregaron sus vidas a favor de la justa causa, entre ellos tenemos al bravísimo colquemarquino Tomás Parvina, quien reclamaba ser pariente de los incas, también destacamos el heroísmo del livitaqueño Juan de Zubisarreta, el español velillino Juan de Dios Valencia y su hijo Antolín, el cacique de Chamaca Tomás Choquehuanca, de quien no sabe donde murió, los rebeldes de Livitaca procesados Carlos Suni y Juan Guayllani al igual que Felipe Carcamo de Colquemarca, los capitanes Juan Vilca y Asencio Tito, rebeldes de los pueblos de Llusco y Quiñota, los caciques Hilario Pumacallahui y Diego Mendoza, bravos rebeldes de Velille y Santo Tomás respectivamente, también citamos a Juan Aguado de Capacmarca que defendió ese pueblo contra los ejércitos de los curas de Mara y Pitic entre otros líderes. También destacamos el protagonismo de Ramón Ponce, Felipe Bermúdez y Manuel Valderrama que sin ser chumbivilcanos lucharon defendiendo el territorio sagrado de los chhuchus.
En el capítulo V, se encarga de ilustrar las tres últimas batallas que se dieron en territorio chumbivilcano, el 18 y 19 de marzo se trabó enfrentamientos en las playas del río Santo Tomás. Aquí sucedió las batallas de T’iobamba, Chilichaca y Colca, los líderes rebeldes de Llusco y Quiñota Juan Vilca y Asencio Tito se batieron con las tropas de los curas de Llusco y Quiñota con un resultado adverso para las fuerzas tupacamaristas. Los días 19, 20, 21 y 22 las batallas de gran importancia se dieron en las alturas de Santo Tomás, un ejército realista bien armado entre las que se encontraban las columnas mandadas por los curas de Cotabambas, Colquemarca, Llusco y Quiñota y el corregidor de Cotabambas, los tenientes coroneles Don Francisco de Laysequilla y el Doctor Don Julián de Capetillo; en el otro bando rebelde estaban los bravos capitales Tomás Parvina, Felipe Bermúdez, Tomás Choquehuanca, Antolín Valencia entre otros. En total se dieron cuatro batallas en los lugares de Yavina, en el margen izquierdo del río Layo, Ch’aqu y Quiviohuiri, en esta última batalla murieron Parvina y Bermúdez al pie de un cañón con la cual se defendían. En estos choques murieron cerca de 2000 rebeldes y decenas del bando realista, con un resultado muy funesto para los tupacamaristas de Chumbivilcas. Mientras tanto, en las quebradas de Mara, Sayhua y Huascabamba se dieron las batallas durante los días 23 y 24 de noviembre, Juan Aguado, capitán de la tropa de Ccapacmarca luchó contra el ejército de los curas de Mara y Pitic (Cotabambas), aquí también perdieron los valerosos rebeldes.
En el siguiente capítulo se da a conocer los procesos seguidos a los prisioneros rebeldes de Chumbivilcas entre ellos figuran Felipe Cárcamo, Carlos Suni y Juan Guayllani como también el juicio contra el caneño Ramón Ponce que mantuvo las luchas en territorio chumbivilcano.
El capítulo séptimo contiene los procesos seguidos por los realistas y rebeldes para recuperar sus bienes perdidos durante la guerra. El español Gregorio Salas presentó un expediente ante las autoridades hispanas para recuperar sus bienes requisados en la rebelión por los tupacamaristas. De la misma manera, el rebelde don Manuel Valderrama abrió un proceso ya estando postrado en la cama por una enfermedad y la propia vejez para recuperar las joyas de Tupac Amaru que habían sido dejadas a un compadre suyo en Chamaca y la otra parte entregadas a un allegado en Coporaque, las mismas que no fueron entregados. Este expediente fue ubicado por nuestro amigo, el profesor Joseph Benavides Cuba quien tras su hallazgo transcribió e hizo público la información en un libro digital, la misma que nos facilitó para editar y considerar en esta valiosa obra.
El octavo capítulo consideramos los chumbivilcanos que estuvieron en el bando realista defendiendo los intereses coloniales, muchos obligados y otros costeados con fabulosos sueldos. Después de la primera fase de las luchas tupacamaristas y Velille se convirtió en cuartel general de los españoles.
En el último capítulo abordamos sobre Chumbivilcas después de la rebelión tupacamarista, las consecuencias nada favorables para los indígenas, los reclamos presentadas por el corregidor Campino, también consideramos las obras realizadas en los pueblos de Chumbivilcas en 1795. Y consignamos también los pocos reconocimientos que ha tenido los pueblos tupacamaristas de Chumbivilcas.
Cerramos el primer tomo del libro con dos nutridos anexos, uno, referente a los procesos seguidos a Felipe Cárcamo, Ramón Ponce, Juan Huayllani y Carlos Suni. Dichos documentos son manuscritos originales tomadas de PARES – España. Decidimos también publicar los empadrones levantadas por el cura de las doctrinas de San Sebastián de Llusco y San Juan Bautista de Quiñota don Francisco Javier Delgado, el 12 de octubre de 1780, a escasas tres semanas de la rebelión de Tupac Amaru II. El citado documento es bastante importante ya que nos permite conocer de cerca de cuantas personas habitaban las diferentes parcialidades y ayllus de los pueblos de Llusco y Quiñota, como también tener precisiones sobre la cantidad de personas que murieron en ambos bandos enemigos luchando por la libertad muchos y otros en defensa de la corona española.
El segundo tomo del libro contiene el Expediente Campino, que así lo bautizamos al importante bloque de manuscritos halladas en los Archivos de Indias de España y el Archivo de Simancas también de España. Este voluminoso documento que pasa las 600 páginas ha sido transcrito con mucho cuidado y con una paciencia única, ya que trata sobre los méritos que hizo el corregidor de Chumbivilcas don Joseph Fernández de Campino y Eraso y básicamente el tenor está referido a los beneficios que solicitaba al Rey de España como también a las autoridades virreinales del Perú. En muchos pasajes del expediente hay importantes detalles sobre la rebelión tupacamarista en Chumbivilcas. finalmente, en la parte final colocamos un pequeño bloque de los manuscritos originales de este expediente.
Agradezco infinitamente al gran historiador tupacamarista de Norteamérica Charles Walker por su inmensa paciencia y tiempo en el prologado de la obra, de la misma manera va nuestro enorme reconocimiento a otro tupacamarista de Chumbivilcas, me refiero al maestro e incansable investigador Joseph Benavides Cuba por habernos facilitado uno de sus trabajos relacionado a don Manuel Valderrama y el tesoro de la revolución de José Gabriel Túpac Amaru y Micaela Bastidas Puyucahua, la misma que forma parte del presente estudio y sobre todo por la presentación que ha realizado.
Espero que este trabajo investigativo guste al público lector, en él he puesto tanto cariño y que dedico al pueblo de Chumbivilcas, protagonista principal de las luchas libertarias y objeto de mis inquietudes investigatorias.
El autor
Hacer realidad la presente obra, en la triple labor de investigar, escribir y editar, ha significado un esfuerzo sostenido por más de cinco años y que, en algunos momentos de mi vida autoral, pareció una monumental e interminable pesadilla. Hoy que puedo poner en tus manos, amigo lector, estas páginas que se independizan de mí, siento el esfuerzo prolongado se diluye en una exultante alegría. Los dos tomos que les entrego ha sido hecho como reitero con enorme esfuerzo sin tregua. A los lectores de Chumbivilcas en la rebelión de Tupac Amaru advierto, que esta obra, está hecha en un estilo que pretende reconstruir los principales episodios ocurridos durante las luchas tupacamaristas en territorio chumbivilcano y de sus mejores hombres que ha ofrecido a la justa causa de la libertad, para ello hemos recurrido a bibliotecas y varios archivos nacionales como del extranjero relacionados a la participación de Chumbivilcas en la rebelión más grande de Latinoamérica, el de Tupac Amaru. Los manuscritos ubicados fueron transcritos con un especial cuidado respetando la ortografía original.
El primer tomo del libro está organizado en nueve capítullos más dos anexos. El capítulo primero da cuenta de las principales causas que ha motivado las rebeliones de los indígenas contra la dominación colonial en Chumbivilcas antes de Tupac Amaru, entre las causas destacan las abusivas mitas mineras, el reparto de mercancías, los tributos indígenas, los derechos parroquiales, la aplicación de los diezmos entre otros abusos cometidos por los bandoleros españoles.
El segundo capítulo trata sobre las rebeliones de los indígenas de Chumbivilcas que se dieron antes de Tupac Amaru. Una de las rebeliones indígenas contra el abusivo reparto de mercancías del corregidor de Chumbivilcas se dio el año de 1768, en el pueblo de Ch’alla jurisdicción de la doctrina de Santo Tomás en Chumbivilcas. El cura de la doctrina de Cayarani don Francisco Martínez estuvo involucrado en esta revuelta apoyando a los rebeldes. El Corregidor de Chumbivilcas Don Joseph Manuel de Miranda y Navia, enjuició a los cabecillas de Ch’alla los hermanos Matías y Nicolás Huamani Uracagua. Esclarecido el asunto en fueros judiciales, el día 17 de junio de 1768 se levantó un auto superior sentenciando a que en la cárcel de Velille se le den 25 azotes a Matías y Nicolás Guamani Uracagua, al primero, se dispuso a que se le despache inmediatamente atado al obraje de Ocaruma para que sirva de escarmiento para otros. En el año 1775, solamente las mujeres de Velille sin apoyo de varones mataron con fiereza increíble al corregidor de Chumbivilcas por los tantos abusos que cometía. Un año después nuevamente en Velille los indígenas mataron al corregidor y a su cobrador por el tema de los repartos. Y otra de las rebeliones que trascendió se dio en el año 1777, Don Jerónimo Sugasti Ortiz de Foranda fue ejecutado en Velille bajo el liderazgo de la esposa del cacique del pueblo José Pumacondori, el corregidor fue matado a pedradas y palos, dejado tendido sin ropa en la plaza principal de Velille.
El tercer capítulo, está centrado en la participación de Chumbivilcas en la rebelión tupacamarista. Una vez iniciada la rebelión, la población originaria de Chumbivilcas se puso de pie para sumarse a la causa rebelde, mientras tanto Tupac Amaru remitía sendos edictos a los pobladores para que se unan. En ese entonces, el teniente de Velille era don Valeriano Bejarano, español pariente cercano del Inca, sin embargo, era fiel servidor de los realistas, a él nombró como Justicia Mayor del corregimiento y a través de cartas ordenó para que aprese al corregidor Joseph Fernández Campino, pero este señor no se encontraba en Velille sino en Cotahuasi realizando el cobro de sus repartimientos. Bejarano, nunca aceptó tal cargo, sino siguió sirviendo lealmente a los españoles. Campino volvió a Velille el 19 de noviembre en plena convulsión social, viéndose en esa situación el corregidor hizo un llamado a los vecinos hispanistas de todos los pueblos de Chumbivilcas para que se constituyan en Velille el 23 del mismo mes, al cual hicieron caso pocos españoles y mestizos menos de Colquemarca. El 23 por la tarde arribó a Velille un importante contingente de soldados capitaneados por el santotomino Diego Mendoza en sus filas estaban los pueblos de Llusco, Quiñota y Santo Tomás, por otro lado, el cacique de Velille don Hilario Pumacallahui con un grueso de indígenas había tomado control de Velille, al unirse ambas fuerzas rebeldes irrumpieron en la casa cural donde estaba oculto el cobarde corregidor don Joseph Fernández, con la finalidad de capturarlo y entregar a Tupac Amaru, pero el astuto cura de Velille don Francisco Areta aprovechando la oscuridad de la noche hizo escapar a Campino y su cajero vestido con traje de un indígena pongo. El día 25 de noviembre Tupac Amaru ingresó a Livitaca con un promedio de 2000 soldados, la gente del pueblo recibió como a un DIOS, don Juan de Zubisarreta fue nombrado como justicia mayor del pueblo. El ejército tupacamarista rápidamente había crecido a 6000 hombres con ellos entró a Velille, capital del corregimiento el 27 de noviembre, allí nombró como justicia mayor de Chumbivilcas a Juan de Dios Valencia, después de su breve estadía, el Inca se retiró hacia Coporaque. El cura de Velille ha jugado un rol importante en las luchas apoyando directamente a los realistas, se resistió al apresamiento incluso llegando a matar a un rebelde y dejar herido a otros, pero al final fue llevado preso a Tinta por los valeros tupacamaristas Ramón Ponce y Juan de Dios Valencia.
El cuarto capítulo lleva por título chumbivilcanos tupacamaristas, en esta sección reseñamos la biografía de los chumbivilcanos y chumbivilcanistas que entregaron sus vidas a favor de la justa causa, entre ellos tenemos al bravísimo colquemarquino Tomás Parvina, quien reclamaba ser pariente de los incas, también destacamos el heroísmo del livitaqueño Juan de Zubisarreta, el español velillino Juan de Dios Valencia y su hijo Antolín, el cacique de Chamaca Tomás Choquehuanca, de quien no sabe donde murió, los rebeldes de Livitaca procesados Carlos Suni y Juan Guayllani al igual que Felipe Carcamo de Colquemarca, los capitanes Juan Vilca y Asencio Tito, rebeldes de los pueblos de Llusco y Quiñota, los caciques Hilario Pumacallahui y Diego Mendoza, bravos rebeldes de Velille y Santo Tomás respectivamente, también citamos a Juan Aguado de Capacmarca que defendió ese pueblo contra los ejércitos de los curas de Mara y Pitic entre otros líderes. También destacamos el protagonismo de Ramón Ponce, Felipe Bermúdez y Manuel Valderrama que sin ser chumbivilcanos lucharon defendiendo el territorio sagrado de los chhuchus.
En el capítulo V, se encarga de ilustrar las tres últimas batallas que se dieron en territorio chumbivilcano, el 18 y 19 de marzo se trabó enfrentamientos en las playas del río Santo Tomás. Aquí sucedió las batallas de T’iobamba, Chilichaca y Colca, los líderes rebeldes de Llusco y Quiñota Juan Vilca y Asencio Tito se batieron con las tropas de los curas de Llusco y Quiñota con un resultado adverso para las fuerzas tupacamaristas. Los días 19, 20, 21 y 22 las batallas de gran importancia se dieron en las alturas de Santo Tomás, un ejército realista bien armado entre las que se encontraban las columnas mandadas por los curas de Cotabambas, Colquemarca, Llusco y Quiñota y el corregidor de Cotabambas, los tenientes coroneles Don Francisco de Laysequilla y el Doctor Don Julián de Capetillo; en el otro bando rebelde estaban los bravos capitales Tomás Parvina, Felipe Bermúdez, Tomás Choquehuanca, Antolín Valencia entre otros. En total se dieron cuatro batallas en los lugares de Yavina, en el margen izquierdo del río Layo, Ch’aqu y Quiviohuiri, en esta última batalla murieron Parvina y Bermúdez al pie de un cañón con la cual se defendían. En estos choques murieron cerca de 2000 rebeldes y decenas del bando realista, con un resultado muy funesto para los tupacamaristas de Chumbivilcas. Mientras tanto, en las quebradas de Mara, Sayhua y Huascabamba se dieron las batallas durante los días 23 y 24 de noviembre, Juan Aguado, capitán de la tropa de Ccapacmarca luchó contra el ejército de los curas de Mara y Pitic (Cotabambas), aquí también perdieron los valerosos rebeldes.
En el siguiente capítulo se da a conocer los procesos seguidos a los prisioneros rebeldes de Chumbivilcas entre ellos figuran Felipe Cárcamo, Carlos Suni y Juan Guayllani como también el juicio contra el caneño Ramón Ponce que mantuvo las luchas en territorio chumbivilcano.
El capítulo séptimo contiene los procesos seguidos por los realistas y rebeldes para recuperar sus bienes perdidos durante la guerra. El español Gregorio Salas presentó un expediente ante las autoridades hispanas para recuperar sus bienes requisados en la rebelión por los tupacamaristas. De la misma manera, el rebelde don Manuel Valderrama abrió un proceso ya estando postrado en la cama por una enfermedad y la propia vejez para recuperar las joyas de Tupac Amaru que habían sido dejadas a un compadre suyo en Chamaca y la otra parte entregadas a un allegado en Coporaque, las mismas que no fueron entregados. Este expediente fue ubicado por nuestro amigo, el profesor Joseph Benavides Cuba quien tras su hallazgo transcribió e hizo público la información en un libro digital, la misma que nos facilitó para editar y considerar en esta valiosa obra.
El octavo capítulo consideramos los chumbivilcanos que estuvieron en el bando realista defendiendo los intereses coloniales, muchos obligados y otros costeados con fabulosos sueldos. Después de la primera fase de las luchas tupacamaristas y Velille se convirtió en cuartel general de los españoles.
En el último capítulo abordamos sobre Chumbivilcas después de la rebelión tupacamarista, las consecuencias nada favorables para los indígenas, los reclamos presentadas por el corregidor Campino, también consideramos las obras realizadas en los pueblos de Chumbivilcas en 1795. Y consignamos también los pocos reconocimientos que ha tenido los pueblos tupacamaristas de Chumbivilcas.
Cerramos el primer tomo del libro con dos nutridos anexos, uno, referente a los procesos seguidos a Felipe Cárcamo, Ramón Ponce, Juan Huayllani y Carlos Suni. Dichos documentos son manuscritos originales tomadas de PARES – España. Decidimos también publicar los empadrones levantadas por el cura de las doctrinas de San Sebastián de Llusco y San Juan Bautista de Quiñota don Francisco Javier Delgado, el 12 de octubre de 1780, a escasas tres semanas de la rebelión de Tupac Amaru II. El citado documento es bastante importante ya que nos permite conocer de cerca de cuantas personas habitaban las diferentes parcialidades y ayllus de los pueblos de Llusco y Quiñota, como también tener precisiones sobre la cantidad de personas que murieron en ambos bandos enemigos luchando por la libertad muchos y otros en defensa de la corona española.
El segundo tomo del libro contiene el Expediente Campino, que así lo bautizamos al importante bloque de manuscritos halladas en los Archivos de Indias de España y el Archivo de Simancas también de España. Este voluminoso documento que pasa las 600 páginas ha sido transcrito con mucho cuidado y con una paciencia única, ya que trata sobre los méritos que hizo el corregidor de Chumbivilcas don Joseph Fernández de Campino y Eraso y básicamente el tenor está referido a los beneficios que solicitaba al Rey de España como también a las autoridades virreinales del Perú. En muchos pasajes del expediente hay importantes detalles sobre la rebelión tupacamarista en Chumbivilcas. finalmente, en la parte final colocamos un pequeño bloque de los manuscritos originales de este expediente.
Agradezco infinitamente al gran historiador tupacamarista de Norteamérica Charles Walker por su inmensa paciencia y tiempo en el prologado de la obra, de la misma manera va nuestro enorme reconocimiento a otro tupacamarista de Chumbivilcas, me refiero al maestro e incansable investigador Joseph Benavides Cuba por habernos facilitado uno de sus trabajos relacionado a don Manuel Valderrama y el tesoro de la revolución de José Gabriel Túpac Amaru y Micaela Bastidas Puyucahua, la misma que forma parte del presente estudio y sobre todo por la presentación que ha realizado.
Espero que este trabajo investigativo guste al público lector, en él he puesto tanto cariño y que dedico al pueblo de Chumbivilcas, protagonista principal de las luchas libertarias y objeto de mis inquietudes investigatorias.
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