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LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL: MÁS ALLÁ DEL ESPEJISMO / Israel Julca

LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL: MÁS ALLÁ DEL ESPEJISMO



Israel Julca

¿Porqué se van?

En los países de origen, debido a las pocas oportunidades de conseguir un trabajo estable que represente un ingreso semanal o mensual promedio; o cuando se logra obtener un trabajo, los salarios son muy bajos. Todo esto hace que la situacion de vida se vuelva incierta. Estas condiciones se unen a la conciencia de pertenecer a una sociedad pobre -- carentes de servicios basicos en muchos casos -- o comunidades involucradas en programas de emergencia alimentaria (“olla común”). También la conciencia que sus gobiernos son gobiernos que prometen y no cumplen, “expuestos al soborno” y sumidos en la corrupcion en todos los niveles. Todo esto hace que los pobladores sueñen que hay un pais con mejores oportunidades económicas y como modelo de vida; volviéndose candidatos en potencia para emigrar.

Ganando el pan y perdiendo dignidad cada día en el destino…

Estos últimos años el abuso al trabajador indocumentado se ha incrementado. Esto es debido a que muchas pequeñas y medianas empresas (permiten trabajadores indocumentados) han tenido que cerrar temporalmente o desaparecer. Entonces el reducido mercado de trabajo se encuentra abarrotado de oferta de mano de obra barata, lo que hace que los empleadores negocien precios bajos de salario (salarios ilegales), con extensas horas de trabajo, así como el maltrato verbal y físico (gritos, insultos, empujones). Se preguntan dos trabajadores latinos que decidieron dejar el trabajo: “Entonces quién se quedo allí? Juan, el mexicano? Tenía que ser así… esos mexicanos se dejan tratar como animales”.

La ingeniería de la explotación al trabajador indocumentado se muestra en diversas formas. Por ejemplo, los dueños de restaurantes que tienen un trabajador indocumentado con una alta productividad, pueden pagarle más “propinas”. Estos pagos promueven una ficción de “estabilidad laboral” porque no figuran en los libros ni se adhieren a ningún seguro laboral. Además, al no establecerse los horarios de salida claramente (hora final de trabajo), el trabajador inmigrante tiene que esperar el consentimiento del empleador para abandonar la estación de trabajo. De este modo, cualquier tiempo adicional no forma parte del tiempo extraordinario remunerado y no se respetan los días establecidos para el pago de los salarios. Esto trae como consecuencia el retardo de los mismos, por ejemplo, una o dos semanas. En estas circunstancias el trabajador solo le queda acostumbrarse, porque si reclama “mucho” pierde el trabajo, no teniendo otra opción que escoger:

- “Cuánto te deben?” le pregunta su amigo, el responde
- “Casi cuatro semanas”,
- “Porqué no lo demandas?”
- “Es que si no, no tengo más trabajo”

Muchos trabajadores en el sector construcción ya están acostumbrados a que el empleador le deba, “ya cuando vuelva a tener más trabajo me llamará, entonces mejor espero”.

La regularidad con la que usan estas maneras de manipular al trabajador inmigrante representa la característica principal de este modo de explotación, presentes en los sectores agrícola, construcción, y servicios e.g. restaurantes, tiendas. Es así que este sistema basado en el “estado de derecho” protege e estimula a los empleadores para contratar trabajadores inmigrantes indocumentados. Estos producen una mejor rentabilidad así como un precio final más bajo para el consumidor, conveniente para el pueblo norte-americano, pero en detrimento de los mínimos derechos laborales para el trabajador inmigrante indocumentado.

…pero ganando metros a la pobreza y dignidad en el lugar de origen…

A pesar de todo el inmigrante ya está “instalado” en los EEUU, quedando atrás todos los riesgos y sacrificios que significó todo el recorrido de cruzar la frontera. Ahora ya empiezan a enviar dinero a sus países de origen logrando las familias disponer para la construcción de sus casas, los muebles del hogar mejoran, los artefactos eléctricos son más modernos. También el “status” de esas familias “mejora”; en la comunidad barrial son mirados como personas sujetos de crédito y gozan de servicios también con otros niveles de privilegio, “logré que me esperen un mes más en mi crédito, eso es porque saben que mi hijo está en los EEUU y me manda dinero” “Puede llevarlo nomás vecina le dicen en el mercado – cuenta la señora a su hermana”… ”Mira antes me hacían muchos problemas por fiarme, eso es porque ahora saben que mi esposo está en los EEUU”, “Señora el servicio de parqueo es solo (usted sabe) de lunes a viernes pero por esta vez se lo cuidaremos”. “Esto es increíble” comenta la señora dueña de un carro (que lo usa para el servicio de taxi), “lo que pasa es que saben que mi esposo está en los EEUU y él decía a los vecinos que compraría más carros una vez que esté allá”.

Cambios en la sociabilidad en la ciudad de destino

Ya al pasar los años el inmigrante enfrenta cambios causados por la situación de ilegalidad en que viven, y con el caro anhelo de satisfacer sus necesidades afectivas – al estar lejos de sus familias y no encontrar la forma de tenerlos cerca. Es en este momento en que la voluntad se distiende; el desánimo (inconciente) y la ansiedad lo hacen candidato al consumo de alcohol o drogas (marihuana); así como las visitas a discotecas, bares y al mundo de la prostitución. Estos hábitos se convierten en una opción a veces inevitable que poco a poco se van incorporando como forma de vida.

Las expectativas de felicidad y de tener un estilo de vida más placentero es posible para las personas que logran incorporarse y vivir dentro de ambientes con personas del mismo barrio, comunidades religiosas, lengua, preferencia musical, etc. Es en estos ambientes que el “Amor”, la conversación fácil, “dejar pasar las horas”, las fiestas e.g. “polladas” para los peruanos, son muy importantes en la vida de los inmigrantes. Es alrededor de esta dinámica que se hace más llevadera la situación ilegal en el “estado de derecho” al que están obligados a acostumbrarse a vivir.

La economía y política de la inmigración dan mucho que desear…

La “gran meta” para el mercado de los EEUU es reducir los costos laborales para seguir competitivo a nivel mundial. El gobierno se pregunta, reformar, “negociar” o destruir la UNION? ¿Cómo?

Entonces, ¿qué pasará con los inmigrantes si no tienen importancia en la estructura del capital de este país? Los inmigrantes solo son importantes en forma indirecta, a través del “voto latino”. ¿Que pasará con el voto latino si la situación económica empeora?

Que este país necesite mano de obra barata para producir un producto final más competitivo, no es novedad; así como para ganar las elecciones hay necesidad de capturar el “voto latino”. Lo escandaloso es el pensamiento político ‘extremista’ manifestado por los dos partidos únicos. Por un lado, pasan de una posición de liderazgo en defensa de una “Reforma Migratoria” (Mc Kein- Kennedy) a la posición de mostrar los inmigrantes como delincuentes, sujetos a ser expulsados por ser indocumentado (T-party). Elaboran toda una arquitectura legal para demostrar el estado criminal del inmigrante, con la capacidad de convencer y capturar la aceptación de la población.

Por otro lado, la posición “principista” o “doctrinaria” que encarna la reivindicación del derecho del trabajador (que incluye el trabajador inmigrante indocumentado), pero que cuando se ve amenazada por la falta de aceptación en la votacion, automáticamente sus defensores cambian de retórica. De esta manera, la ilegalidad se convierte en la costumbre irónica de este sistema “Democrático”, donde capturar el “voto latino” es la matemática de la ciencia política.

Entretanto, la realidad de no tener acceso a derechos fundamentales es el pan de cada día del inmigrante indocumentado. El inmigrante se acostumbra al espejismo de la esperanza de la legalidad. Y cuando esto no se hace realidad, la “promesa incumplida” se siente pensando en los “legisladores-traidores”. El inmigrante indocumentado no tiene la capacidad de percibir el juego de estos maléficos dioses del congreso que solo están preocupados en cómo saciar sus apetitos de poder político, no importándoles en lo mínimo los derechos fundamentales de la humanidad y, en particular, del trabajador inmigrante indocumentado.

En el debate del escepticismo del “Estado de derecho”? Una clara contradicción aparece por la conveniencia de tener mano de obra barata dentro de condiciones ilegales -- explicadas en los parrafos anteriores -- y el cuidado y apoyo que brindan a los niños nacidos en los EEUU. Por un lado, el sistema trata de mantener a los inmigrantes indocumentados fuera de los derechos civiles fundamentales, mientras que por el otro debe educar a sus hijos nacidos en este país. Lo paradójico es que esta contradicción no se resuelve, porque cuando estos jóvenes terminan la universidad y deban acceder al proceso de su titilación, no son permitidos hacerlo. Por consiguiente, ellos tampoco pueden obtener los puestos de trabajo que le corresponden. El círculo vicioso continua, demostrando cómo esta sociedad establece leyes de acuerdo a sus intereses económicos y no basados en el supuesto “estado de derecho” que se pregona.

Cambios y diferencias de status legal en el país de destino

El inmigrante que ingresó con visa pero que se hizo indocumentado al estar más tiempo de lo permitido por el servicio de inmigración, y acumuló tiempo de estadía y decidió quedarse, puede arreglar su situación de ilegalidad. Este inmigrante se casa con un(a) ciudadano(a) americano(a), consecuentemente regulariza su status legal y puede acceder a todos los servicios, instituciones educativas, y trabajos en EEUU.

Los inmigrantes tipificados como TPS (Temporary Protected Status) y los inmigrantes indocumentados pertenecen a dos historias diferentes. Se diferencian no solamente por el acceso a diferentes niveles y escalas de trabajo, sino también por las posibilidades de construir una familia. Los trabajadores TPS pueden acceder a una licencia de conducir, ejercer trabajos en oficina, consultorías, y entidades públicas y privadas e.g. colegios, universidades. Por lo tanto, ellos pueden tener una regularidad en sus remuneraciones y horarios, permitiéndoles estudiar o especializarse, y por lo tanto mejorar su situación económica y status dentro de la sociedad de destino.

Los sueños, sueños son…

El recuerdo de lo que significó (y lo que aun significa hoy) en los hogares de origen, la noticia de saber que alguien puede emigrar a los EEUU es una alegría incomparable, es lograr un sueño casi imposible. No importa si esto significa sacrificar todos los ahorros, propiedades, hacerse de deudas, etc. Es conocido también que muchas parejas enamoradas prefieren cruzar la frontera para tener sus hijos aquí y así las familias puedan disfrutar de las ayudas económicas que los EEUU brindan a los niños y las madres.

Sin embargo, al pasar los años, aparece el temor semi-conciente que no hay otra cosa que “acostumbrarse” y dejar que los sueños de sus hijos se hagan realidad en un futuro desconocido. Esto es algo que no se dice pero que es elocuente al mirar de cerca la práctica del inmigrante indocumentado: trabajar con denuedo para hacer estudiar a sus hijos, así como cubrir todas las necesidades de la familia en lo posible.

Mientras los sueños de haber salido de sus países todavía quedan como una dulce canción en algún lugar, la realidad cuotidiana es que quedaron totalmente olvidados por las circunstancias y el paso de los años. Esos sueños quedaron absorbidos por una sociedad que lo único que necesita del inmigrante es su fuerza de trabajo, mostrando un interés convenido al no atender sus necesidades de legalidad.





…pero el más caro sueño aun vive

Ante esta situación, las organizaciones de apoyo humanitario y las comunidades religiosas hacen mucho para mantener un mañana de esperanza muy importante para que el inmigrante no caiga en la desesperacion y sea presa de organizaciones violentas, tanto en el campo delincuencial (el inmigrante o los hijos de inmigrantes en las gangas) o en el campo político (proselitismo de organizaciones terroristas).

Las ideas libertarias están en el pueblo, eso explica porque el discurso del partido democrático ganó las elecciones presidenciales. Los apetitos de poder egoístas de los partidos políticos han provocado un descontento general en el pueblo americano. Es por eso que este es el momento de re-entonar la dulce canción que guarda los recuerdos del sueño de los inmigrantes que los trajo a este país, incorporándose en centros de estudios de carreras técnicas, del estudio del idioma Inglés, así como educando a sus hijos.

También los inmigrantes son pro-activos al cambio del pensamiento político que se está forjando desde organizaciones como el Movimiento Cívico de respeto a los derechos fundamentales del ser humano; periodistas independientes… Son los tiempos de confiar con más fuerza en nosostros mismos (americanos e inmigrantes), en nuestras organizaciones cívicas de apoyo a la comunidad, en los proyectos vecinales de actividades culturales (bibliotecas), en los círculos de estudios de las universidades, así como en los jóvenes y sus comunidades parroquiales.

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