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Huambar inventa a Borges en Ocobamba. Fredy Roncalla

Esta es la primera entrega de tres que estuvieron en el antiguo local de hawansuyo. No se si las podré recuperar . La segunda tenia algo que ver con Borges conociendo una casa de un antepasado en el Cusco, alguien que acaso venia de la batalla de Junín pasando por Mojadobamba. El chapter 3 cuenta Lituma se harta de disparates se fuga de asuntos literarios buscando auxilio de Huambar, justo cuando  este andaba en asuntos Borgianos. Por culpa del mismo Huambar esos bocetos se han perdido en el marasmo digital. La persona que los encuentre será recompensada con un caporal de chicha en lo de Dona Felipa, en Huanupata.






 Huambar inventa a Borges en Ocobamba

 

A Nilo Tomaylla

 Hace ya varias semanas me viene rodeando un misterio. Ya había visto un libro azul con unos poemas de Borges que se perdieron tan pronto leí un par. Días después apareció, medio rota, la Edición Emecé (1956) de “Ficciones”, publicada inicialmente en 1941. Esta vez leería el libro de cuentos de cabo a rabo. Pero apenas llegué a cómo Pierre Menard encubre con su Quijote la invención de Borges en Ocobamba por Huambar y Tuertone, quienes aumentaron de yapa a la Maga y un joven que pasaba la noche boca arriba sólo porque Aledaida quería su copia.

El asunto es que en Tlon, Uqbar, Orbis Tertus Borges imagina un universo no existente, pero incluye una lengua demasiado parecida a la usada por Huambar poetastro acacau tinaja en 1933, once años antes. “Surgió la luna sobre el rio se dice… hacia arriba duradero fluir floreció”. Como hizo el vate porteño para aprender de Huambar? Es acaso la descripción lingüística de Tlon el primer estudio estilístico del poeta ocobambino?

Era posible que noticias de Huambar llegaran a Buenos Aires por medio de Alberto Hidalgo, que inventó la vanguardia por esos lares? Y por qué, al referirse al camino sin principio ni fin que va de Huancavelica a la Plata, donde arrieros viajantes transitan para siempre, Julio Noriega advierte ecos del Aleph en las Crónicas del Silencio de Nilo Tomaylla?

Recurrí a Zein Zorrilla, que tiene datos actuales e interesantes de haciendas y valles interandinos, pensando que quizás el antecesor Borgiano de la batalla de Junín se hubiera extraviado en los andes tratando de llegar a su terruño. Y que había estado alojado en la hacienda Mozobamba, justo cuando Huambar y Tuertone, ya cansados de hablar pestes del cura Yayala, y decir que “la quiromancia trata del diente picado y su extracción, porque diente se llama “quiro” en quechua” se dedicaron a inventar un universo completamente imaginario. Zein dijo que personaje era un tal Coronel Suarez.

Vivimos desde hace unos años en una casa diametralmente contigua a un edificio histórico donde dicen que Washington acampó cuando andaba sacándose el ancho con los ingleses. Anteriormente ese lugar, para variar, fue una aldea de los Iroquis. Al centro del jardín un viejo árbol bordeado de musgos te conduce a sendos bosques que qewña como caligramas en los que uno podría recoger todos los pasos de la historia. Visito los musgos y las raíces visibles del árbol cada día, como en una oración, pensando en mis padres ausentes y lo mal que anda el mundo. Y para aprender volver a ver con los ojos del espíritu.

Entonces soñé que aquella noche el coronel Suarez presenció, sin entender nada, ya que hablaban solo en quechua, a Huambar, Aledaida y Tuertone guardar un manojo de coca en forma humana dentro de un cuerno burilado. Le advirtieron, eso si, que eso era mas fuerte que una tropa de Golems, y no se debía abrirse por nada del mundo. Pero picado por la misma curiosidad que hacia de los viajeros portadores de sueños de los andes a las playas del atlántico, el coronel se robó el cuerno, lo metió en un baúl y se largó al sur, pasando raudo por las alturas de Chirirque y el Titicaca. Ese baúl lo había robado décadas después a Felipe Buendia en la calle Capón de Lima y llevaba dentro unos trazos de Waman Poma y tocapus, que luego aparecieron en los cuadros de Picasso y Mondrian, junto a quienes el curita warmi gusto Martin Murua era un raterito cualquiera.

Al llegar a Buenos Aires, el coronel no pudo contenerse y abrió el huambar burilado del que salió Borges contando historias increíbles que miraban a Europa y la antigüedad, como si escondiera un temor profundo de acordarse de su layqada de origen.

 

Lo demás sería historia y aprovecerían las Ficciones el 1941, y tiempo despues Rayuela y   la Maga.

No es casual que las únicas copias de Huambar que en 1933 se salvaron de la persecución de curas y hacendados salieron de un baúl en Mozobamba.

Entonces desperté sabiendo que esto no tenía sentido. Que era posible que en realidad Borges había existido y que tanto el amable lector como yo éramos producto de un sueño (o pesadilla) suyo, como dijo el narrador Julio Chalco.

Pero he aquí que hace unos días en el facebuque salió la noticia que Guido Chati había escrito una interesante historia de los hacendados de Onqoy, la familia Morote, y los incontables líos de tierras que tuvieron por siglos con los pobladores originarios. Voy a leer ese libro que Guido me acaba de mandar gracias a Zein.

Y esta mañana Nilo Tomaylla, cuyo Canto del Ruiseñor presenta a Juan Choqne recuperando una máscara sagrada en Lima, nos cuenta que el mismo Guido Chati había escrito la historia de un huambar burilado que perteneció a Melchor Junco, cacique de la zona de Ocobamba que luchó Junto al General Huachaca Navala resistiendo la instauración de la republica criolla, y que ahora está en manos del novelista, su descendiente. En ese mismo instante un pequeño tornado paso por la su ventana y rompió unas macetas.

Al saber de ese huambar burilado me pregunto si ese fue el que el coronel Suarez robó de Mozobamba. Nilo acaba de mandar una foto donde la obra completa de Borges sale de su huambar cornucopia, y me sorprende que la imagen de Melchor Junco es igualita a la de Huambar en sus mejores momentos. Por su parte el poeta Roger Santivanez cuenta que su padre tenía un huambar similar, enchapado en plata y heredado de su abuelo,  un viejo hacendado.

Entonces me pregunto si el suizo Laurent, uno de los lugartenientes de Huachaca, fue quien recuperó el huambar burilado y se lo devolvió a Nilo, que vive en Ginebra.  Tambien hay rumores que Borges encargo a Maria Kodama devolver el huambar burilado a la famila luego de su entierro por esos lares.

Estoy seguro que hablando con mi wawqe terminarían varios misterios. Pero mientras el huambar burilado acompaña al novelista, el Huambar y la Aledaida de la imaginación, cansados de tocar su kawka en chicherías y caminos, empiezan a recorrer los caminos de la alta creación en el Perú. Esta noche habrá chamizada, lluvia de meteoritos, en la comarca para celebrar la ocasión.

Pero sin ir lejos. Con mi amigo el bother Roberth Roth solemos intercambiar bocetos de historias de cuando en cuando. Cuando le dije que sospechaba que Borges era producto de la imaginación de ese personaje alucinante del cual le contaba de cuando en cuando respondió:

 

·      I am sure Borges would have loved being invented by Huambar…

 

 ( West Nyack, 8-11-20)

 

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