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Diglosia y registros lingüísticos. Hacia una lectura sociolingüística de la literatura quechua peruana. Ulises Juan Zevallos Aguilar




 Diglosia y registros lingüísticos. Hacia una lectura sociolingüística de la literatura quechua peruana

Ulises Juan Zevallos Aguilar

Ohio State University

En este ponencia se reflexionará sobre la necesidad de utilizar los aportes de la sociolingüística para tener un mejor conocimiento de las literaturas en lenguas indígenas. En general, en los tratados sobre literaturas amerindias se asume la existencia de una lengua general y se olvida que los escritores escriben en diferentes dialectos y registros sociolingüísticos. En el caso del Quechua los lingüistas lo han calificado como una macrolengua en la que han sido identificados las familias Quechua I y Quechua II con un total de 45 dialectos hasta el momento encontrados.  En esta ponencia enfocaré el estudio de la literatura enunciada en el dialecto quechua cuzqueño integrante de la familia del Quechua  II.  Su registro culto es el que tiene mayor prestigio por ser asociado al quechua de los incas y la intervención de escritores e intelectuales indigenistas. Sin embargo, el dialecto cuzqueño, como cualquier otro,  posee registros populares en sus vertientes rural y urbana.  Si bien existe la buena intención  de recuperar la producción literaria en quechua de la mayor cantidad de dialectos, se ha tendido a canonizar la literatura producida en el dialecto Quechua 2 y su registro culto, al cuál se le otorga altos valores estéticos. De esa manera se reproduce la diglosia existente entre la lengua dominante del castellano y las lenguas dominadas  amerindias. Es decir, tal como la sociolingüística ya lo ha estudiado, se presentan situaciones diglósicas entre dialectos de una misma lengua y entre los registros del mismo dialecto.

La consecuencia inmediata de estas diglosias poco visibles es el desconocimiento de varios imaginarios y sensoriums del mundo quechua.  Afortunadamente ya existe la intervención de la etno y sociolingüística en el estudio de la literatura quechua.  Se han generado discusiones entre los especialistas. Entre ellas recién se está tomando conciencia de la existencia de diglosias entre los mismos quechua hablantes. 

            Esta ponencia se inscribe en esta discusión. Para empezar, considero que la literatura quechua es un monumento que ha sido construido por críticos e historiógrafos indigenistas en varios esfuerzos de incorporar la producción artística en lengua quechua a las literaturas nacionales de los países andinos. La elaboración de antologías y estudios panorámicos sobre las literaturas quechuas de Bolivia, Ecuador y Perú, países que acogen a la mayoría de hablantes quechuas, han sido las vías más efectivas para la consolidación de un corpus y la creación de un canon desde los años cincuenta. En él  se pueden reconocer los nombres de Wallparimachi, José María Arguedas, Jesús Lara, Andrés Alencastre, Eduardo Ninamango Mallqui, Dida Aguirre, Porfirio Meneses y muchos más poetas.

            No es la primera vez que se ha tomado en cuenta los aportes de la sociolingüística en los estudios literarios. Varias nociones acuñadas por esta ciencia del lenguaje han orientado  la reflexión sobre la literatura latinoamericana. Entre los más destacados Antonio Cornejo Polar en su artículo “Los sistemas literarios como categorías históricas. Elementos para una discusión latinoamericana” (1989), donde propone la co-existencia simultánea de varios sistemas literarios,  ya estaba pensando en términos sociolingüísticos. Cornejo Polar reconocía que el sistema literario culto en español es el hegemónico, tiene mayor prestigio y goza del apoyo de la institución literaria.  Mientras tanto, el sistema literario en lenguas nativas es un sistema subalterno casi invisible y  se le imponen nociones, géneros y clasificaciones de la literatura universal. Años más tarde Martin Lienhard en su artículo “De mestizajes, heterogeneidades, hibridismo y otras quimeras” (1996) señalaba de manera palmaria la existencia de una diglosia andina que no es meramente lingüística sino también cultural. Yo añadiría que además de la diglosia entre el español y las lenguas amerindias, existe una diglosia dentro de las lenguas indígenas en varios niveles. El quechua es la lengua que ha llamado la atención de la mayoría de los investigadores. Dentro del quechua hay por lo menos un registro culto y popular donde el primero tiene mayor prestigio y sirve como herramienta de opresión de parte de los quechuas con poder para someter a otros quechuas sin él. Para dejar de lado una discusión abstracta sobre estos asuntos, voy a analizar y comparar poemas sobre el puma de dos representantes reconocidos del dialecto del quechua cuzqueño. El difunto escritor Andrés Alencastre Gutiérrez (Layo-Canas,1909-1984)  publicó el poema “Puma” en su primer poemario Taki Parwa (1955)  y Ch’aska Anka Ninawaman (Chisikata-Yauri, 1972) dio a conocer el poema “Rumanu quwa” en su libro Ch’askaschay. Poemas en Quechua Runasimi (2004). Aunque los dos escritores pertenecen a dos generaciones distintas. Andrés Alencastre podría ser el abuelo o bisabuelo de Ch’aska Anka Ninawaman, la comparación de los dos autores tiene sentido. Para mí  la escritura en quechua de Alencastre está en un registro culto, el de Anka Ninawaman está en un registro popular.

            El poemario de Taki Parwa de Andrés Alencastre Gutiérrez fue consagrado por los indigenistas de los años cincuenta. Entre ellos José María Arguedas señaló  que: “Este poemario puede ser considerado como la contribución  más importante a la literatura quechua desde el siglo XVIII. Es comparable con el Ollantay en cuanto al dominio del autor sobre el idioma. Creíamos que tal dominio era inalcanzable para el hombre actual del habla quechua…Taki Parwa es la expresión de un hombre nacido y formado en una aldea de la alta región andina, de un autor que después de haber sido compositor de waynos, tocador de charango y actor de comedias orales –por el mismo creadas- ingresa a la Universidad e ilumina su exposición, enriquece sus medios de expresión  con la sabiduría de la cultura occidental. Taki Parwa es la culminación del proceso del quechua popular hacia las formas de la literatura escrita” (Arguedas 13-14).  A esta apreciación laudatoria de José María Arguedas, el poeta Odi Gonzales añade que los méritos de Taki Parwa son también “el particular manejo del quechua (únicamente tres vocales: a, i u) así como la recurrencia y la tenacidad para emplear la consonante ‘c’ en lugar de la ‘ch’” (Gonzales 14). El poema “Puma” es considerada una obra maestra de la poesía quechua. Goza de por lo menos dos traducciones.  Fue traducido por primera vez por José María Arguedas en su antología de la poesía quechua y por segunda vez por el poeta Odi Gonzales. Gracias al espaldarazo de Arguedas, muchos lectores de la poesía quechua lo repiten de memoria y aparece en la mayoría de antologías con su traducción al castellano o sólo la versión quechua (Itier, Noriega, Pantoja). Antes de continuar solo quiero agregar dos comentarios.  José María Arguedas es consistente en considerar que para que una expresión local en quechua popular alcance una dimensión universal, en términos de la época, debe pasar por una serie de procesos facilitados por la educación, de preferencia universitaria. Para Arguedas la educación formal enseña a escribir y a valorar lo propio en contraste con lo extranjero. Estas mismas ideas son fraseadas de otra manera en su  discurso “No soy un aculturado” (1968). De manera indirecta, Arguedas está reconociendo que gracias a la educación que recibió en la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cuzco, Alencastre pudo escribir la cultura oral de la cuál era su portavoz y adoptó el trivocalismo del alfabeto quechua. Gonzáles, sin decirlo, complementa el comentario de Arguedas. A pesar de que Andrés Alencastre fue un fundador de la Academia Mayor de la Lengua Quechua, sus sucesivas directivas promovieron el pentavocalismo, creándose obstáculos para la estandarización de la escritura del runasimi. De otra parte quiero subrayar, que la noción de lo popular ha cambiado en el eje diacrónico. Para  Arguedas el quechua de Taki Parwa es popular en cuanto Alencastre venía de la provincia trayendo un bagaje no letrado a la institución literaria establecida en Lima. Pero como se verá más adelante, cuando se compara el poema de Alencastre con el de Ch’aska Anka Ninawaman, la poesía de Anka Ninawaman  resulta más popular que la del autor de Taki Parwa. Andrés Alencastre era un hacendado que en la práctica no llevaba a cabo su prédica indigenista. La usurpación de tierras comunales durante un proceso de privatización de tierras promovida por una política económica de un gobierno neoliberal llevó a que fuera asesinado por una turba de vecinos quechuas afectados por tales medidas.

            El libro Chaschaschay de Ch’aska Anka Ninawaman está en proceso de canonización.  A pesar de que ha recibido la mirada crítica de jóvenes andinistas como Alison Krogel, Rebecca Thompson y mi lectura, su proceso de consagración va a tardar. En el siglo XXI no existe un indigenista con la estatura intelectual y oficial equiparable a la de José María Arguedas que pueda consagrar con una antología a un autor. En la actualidad hay varios especialistas en literatura quechua que compiten por construir un canon en circunstancias de un renacimiento de literatura quechua escrita. Se han publicado varios poemarios en distintos dialectos quechuas que ameritan una lectura interdisciplinaria y rigurosa. La importancia de la poesía de Anka Ninawaman radica en que ella la utiliza como herramienta de una agencia cultural y política de una generación de quechuas pobres que se asientan en las ciudades peruanas.  Anka Ninawaman, como activista quechua,  a pesar de que conoce otros registros de su lengua materna, se ha preocupado en darle estatus literario al registro popular del quechua urbano que definitivamente comunica la experiencia y el imaginario de una nueva generación de quechuas que han crecido y nacido durante la implementación del neoliberalismo en el Perú. En este sentido, Anka Ninawaman se ha pronunciado abiertamente contra el purismo de un supuesto Quechua Inca que promueve la Academia Mayor de la Lengua Quechua. Al purismo ella opone un quechua que ha hecho préstamos lingüísticos del castellano. Por ejemplo, ella prefiere y utiliza el término “Vidaschay” y deja de lado el término “kausay” que exige la academia de marras. Del mismo modo, se sitúa en contra de la propuesta pentavocalista de la escritura del quechua de la Academia Mayor de la Lengua Quechua.  Esta es una de las pocas coincidencias con el difunto Andrés Alencastre.

            El puma, una fiera que está en la cúspide de la cadena alimenticia del ecosistema andino, es personaje de los poemas de los dos autores escogidos. En el imaginario quechua actual tiene un valor positivo. Es concebido como un enlace entre seres humanos (runas) y  los dioses desde tiempos precolombinos y se ha constituido en un símbolo de la vigencia de los grupos indígenas en general. No en vano la ciudad del Cusco, capital del Tawantinsuyo, tenía forma de puma cuando llegaron los españoles. Sin embargo, las imágenes que Alencastre crea sobre este noble animal se pueden considerar negativas. En el poema se construyen las imágenes de una especie animal en extinción. El puma de su poemas es huidizo, errante, hambriento al  cuál el yo poético se ofrece como comida para terminar su situación azarosa. Su sacrificio personal significa la continuación de la vida del puma. En cambio, en el poema de Anka Ninawaman se remarca su carácter sagrado, es hijo de los dioses. Las acciones de su cuerpo están relacionados con fenómenos climatológicos.  Versos más adelante el puma es concebido como una entidad que rescató la religión y cultura andina cuando ayudó a revivir al sol y a la luna, dioses quechuas que estaban muriendo. Termina el poema aludiendo al hecho de que la intervención del puma en la conservación de la cultura quechua es recordada en el tejido andino, una forma de escritura no alfabética.  Como se ve la concepción del puma en el poema de Anka Ninawaman es más positiva y rica en sentidos que la de Alencastre. Esto se debe a que Anka Ninawaman pertenece a un movimiento quechua que ha tomado como un símbolo de la cultura y pueblos quechuas al puma. En su libro se reproducen varios cuadros del pintor Jorge Chirinos. En sus pinturas de la última década del siglo XX, Chirinos pinta pumas, cocodrilos soberbios y saludables como símbolos de agencia indígena y de una relación armónica entre animales y seres humanos. En la página que inicia la sección Yuyaysapa misicchakunamanta/De gatitos salvajes y pumas se reproduce una pintura de Chirinos que fue fotografiada por Urpi Adela Anka Ninawaman. En ella un puma bravo cabalga un caballo blanco armado de una boleadora. En esta pintura, la historia se ha invertido. El caballo, animal que identificaba a los conquistadores españoles, es representado por los indígenas luchando con sus propias armas contra un enemigo no específico.  Para corroborar la riqueza de la representación del puma quiero señalar que el libro de Anka Ninawaman contiene tres poemas más con el tema del puma. Estos son  “Wak’a quwa/La diosa nutria”, “Misino/Misino” y “Yuyaysapa pumacha/sabio pumita”. La nutria en la zoología quechua es considerada un puma acuático (mayu puma) porque, como lo han demostrado los zoólogos, la nutria está en la cima de la cadena alimenticia de los animales acuáticos andinos. Para su información, en estos poemas el puma terrestre o anfibio es configurado de manera positiva. La nutria como animal sagrado tiene el poder de hacer llover para beneficio de los seres humanos, el puma devora a las mulas, es un ejemplo de poder y fuerza, finalmente el puma tiene mucha sabiduría y un yo poético femenino desea que su futuro hijo sea valiente y sabio como el puma.

            Para terminar, en esta ponencia he tratado de demostrar en el análisis y comparación de dos poemas con el mismo tema del puma que los registros lingüísticos del quechua cuzqueño no solo indican diferencias económicas, sociales, y generacionales sino también diferentes posiciones respecto a la cosmovisión quechua. Los registros de dos escritores quechuas originarios de la misma región los identifican como pertenecientes a dos grupos sociales diferentes. Aparte de relación asimétrica de poder que sostienen, los registros permiten expresar dos imaginarios socioculturales. En estos imaginarios se conciben de manera distinta a un animal emblemático de la cultura quechua como el puma. Aunque ambos reconocen su importancia en la cultura quechua, se podría decir que para Alencastre este felino andino está en extinción, decadencia como la cultura indígena,  mientras que para Anka Ninawaman es un símbolo del renacimiento, recuperación, avance de su cultura. Tales posiciones ayudan a entender la muerte violenta de Killku Waraka debido su seguimiento de leyes neoliberales y la exitosa carrera de Anka Ninawaman en el multiculturalismo del neoliberalismo.

Worthington, Diciembre del 2012.

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