Queridos amigos.Quedan invitados (as) a la presentación de mi libro: LA MÚSICA DE LAS ESFERAS (2022), en el café cultural Venecia, este sábado 18 de febrero, 7:00 p.m. La presentación y los comentarios estarán a cargo de Miguel Tapia, Hudson Achata y Lourdes Aparición, habrá velada musical y mucha poesía. Nos vemos...
SIMBIOSIS & LA RENUNCIA DE LA MEDITACIÓN
“Esto, y no otra cosa
Hizo amar a Newton
La belleza de este mundo”
Luis Hernández
I
La ciudad despierta, y cesan los inconsolables llantos de quienes aquejados por la locura y la alabanza sueñan en benzodiazepinas, sueñan al espectáculo más ordinario del día a día, ese que amanece tan temprano entre la nube de carbono y el fast-food, entre la omisión del pacto de Babylon y los indicadores más notables del orgullo nacional, oro—cobre—hidrocarburos, indígenas en festivales republicanos por el mártir hombre blanco—rojo—azul.
Kitsune no yomeiri.
A pesar de la tenacidad del musgo, oculto entre el otoño y la advertencia postmoderna, a pesar de los documentales sobre el cambio climático, la inversión magnética y el peligro de los asteroides, las centrales neuroquímicas del júbilo otorgan decenios de vigencia al juramento Mammón, a los venideros tributos que se reproducen en bituminosas formas de necesidad en el superego.
A los incontables sueños que se adjuntan a las largas filas de los supermercados, entretenidos en sintéticas primaveras, el universo Marvel, y la metálica melancolía con la que revisten blancas esperanzas en carteles retro de Marilyn Monroe. A esos cuerpos que reposan neutrales, que reposan y recrean en fábulas de capitanes, que evidencian la anatomía de la tele, por un gemir, que profane o santifique las grietosas paredes de la virginal noche. Esa, que deambula ojerosa por la avenida del tiempo en piel luna y fe dominical, en piel lírica a los altavoces del poder, un sueño americano para quien calla el hambre y nunca nombra su noche.
II
En otoño los cuerpos callan, los cuerpos de infantería, por ejemplo, los cuerpos del parque, los cuerpos guardianes de la simbiosis. Sin embargo, los cuerpos celestes que van y vienen y toman un poquito de ti, son cálidas playas de fugacidad. En otoño los cuerpos callan, pero en Tiananmén y a las orillas del Bronx los cuerpos glorifican sus voces, voces que se amplifican y enlatan en pequeños dínamos de alegría, breves con la bruma y gigantes en un océano de focos y putas, las calles de mercurio, los focos de mercurio, las luces que se apagan y prenden y tañen con los bolsillos en fiestas de neón y seda por un poco de misericordia social.
En otoño los cuerpos callan, pero en julio, las masas izan banderas, tienen blancura y visten amabilidad, tienen bermejo y brindan vitalidad, la esbeltez de un cuerpo femenino, la palabra de quien canta y redime la unción de los ruiseñores, las aldeas, y los fértiles campos del proletariado.
Bendita sea…
Bendita sea la noche de aquellos que nacen a las sombras del smog, a las orillas del Putumayo, a las orillas del Hatun Mayu: Micheq—Atoq—Llamacñawin—Yutu—Mach'acuay—Hanp'atu. Benditos sean los cantautores metafísicos del cáñamo, las emolienteras de las altas horas de la luna, los que visten y se desvisten en carnavalescos episodios de lotería en los oscuros pasillos del anonimato.
Bendita sea la noche de aquellas que limpian la ciudad, de las que esperan el fallo final, de los que contemplan poéticamente el gemir entre las tenues luces de celdas penitenciarias, benditos sean los animales, los voluntarios en África, los sindicatos de la revolución que desempeñan su voraz apetito a las diez horas y media en el lejano ocaso, entre el tráfico, la tarde, la soda, el tabaco y las diez mil formas que se petrifican elevándose al cielo, luz, hedonismo, brutalismo, labios carmesí, destellos y destellos de polvo blanco brilloso, el amor como una constelación rota de manecillas y plastilinas.
III
Bendita sea…
Bendita sea la muchedumbre, Jr. Quilca y los que conspiran desde Mac, los que conspiran con adagios y llegan desde las profundidades del cosmos en señales telepáticas del estímulo cuántico materialista, en un astro que flamea residente, disidente, minúsculas para la oposición. Bendita Cuba, bendita Yugoslavia, tu fragancia lastima el hierro de las costillas.
Se atrincheraron, se jactaron, invocaron las fantasías de Walt Disney en los pabellones de sociales, invocaron himnos soviéticos, dictando y muralizando el mapa de la tragedia, clonando en sus alas el juramento emancipador, lecturas intangibles que se extienden desde la precoz histeria a las lejanas cabañas regadas por la venosa América Latina, cual antiguo corazón, el árbol del sol.
Se mantuvieron firmes, vehementes, en ostentosas meriendas suizas, discos de platino, retratos del Che y George Bush, la infalibilidad de Robert Kiyosaki, el octubre esperado, el discurso inesperado, adeptos en un estado de orgasmo espiritual, se eleva el ser, y el héroe de la democracia, tras el disfraz de su draconesco papel. Se mantuvieron firmes, locuaces y pacifistas, límpidos de credo, límpidos de este y oeste en una danza sensual de sombras tras la cortina de acero, el nuevo siglo, el nuevo sapiens, uno que brota entre mandalas y el culto por el hombre postmoderno, siempre éticos en la autopista de los dardos.
IV
Bendita sea…
Bendita sea la mañana sin reloj y culpa, sin juicio y revelación, el glamour biodiverso de quienes dejaron de ser hombres para ser ángeles, ángeles bellos, ángeles que caen del cielo sobre la luz hipocondríaca, la luz que ayer fue oscuridad, luego luz, oscuridad, y que hoy es luz, mañana oscuridad, luminosidades para un pecho, algoritmos para la salvación.
Se inundan las calles, se inundan los sueños y nadie admite sus hábitos. Se inundan los ojos, se inundan las risas y los profetas hacen la vanguardia desde sus pomposas trincheras, entre el incienso y la meditación Krishna.
Porque estas flores hacen héroes y trepan al firmamento de su higo inventor, porque estas flores son épodos, quizá albatros, y firmes en su delicadeza, las diásporas de Tambobamba y Baġdād.
Se inundan las calles, se inunda París, ululan la metafísica de Nazca a Vilcabamba, como quien brilla y emana locura, locura que ya no proviene de las marginales sombras de la renuncia, sino de las reformas psicodélicas, cual no hiede, cual no engendra, cual canta sus clavos púrpuras entre veladas veganas de la cósmica misa, como quien calla su cruz y lava su rostro porque un nuevo día ha llegado.
Palabras claves del Mahāyāna, eclípticas sesiones de yoga frente a la ciudad.
Esta ciudad que despierta, y cesa sus inconsolables llantos de quienes nacen, crecen y sueñan, las azulitas márgenes del amor.
CUSCO
Cusco/ no eres mi casa/ eres el mundo. Eres el mundo ombligo/ que jacta/ canta/ entrega orgullo/ y bombardea su mañana. Cusco/ quemas/ amas/ huyes/ fluyes/ gritas goles/ gritas goles/ y siempre me sentí solo.
Cusco/ no murmures tus truenos/ escucha tus sentidos/ tus lliqllas/ tus piedras/ ¿qué llanto acoges hoy?
Cusco/ ombligo del mundo/ rinconcito de junio/ háblame de tus techos/ háblame de tus muros/ háblame de todo Av. La Cultura San Jerónimo.
Cusco/ eres frío/ eres noche/ hojita de coca. Eres el orgullo nacional/ el orgullo transnacional/ eres Chambi/ Clorinda/ y la Furia Roja.
Cusco/ eres la niebla/ eres el tedio/ la muerte buscando la vida/ la vida buscando la muerte. Cusco/ Cusco de Machupichu/ señor de los temblores/ luz de la María Angola/ tus calles/ tus pircas/ tus hijos/ qué hacen en busca de los manantiales.
Cusco/ magenta el cuerpo/ neón las noches/ algún rumor parece surcar tus cielos/ algún charlatán parece morar tus tardes/ tus pechos/ tu arcilla cósmica de bondades.
Cusco/ eres mi primer cigarro/ mi primera borrachera/ la última infancia/ la granizada/ las calles que no conocí/ el amigo que perdí/ el primer amor/ el combate nocturno.
Cusco/ eres canto/ encanto/ cantan los Q'eros a la indiferencia/ cantan los hippies al ántrax/ cantan los ambulantes/ cantan/ cantan/ Om mani padme hum.
Cusco/ eres Inti Raymi/ eres: Muyun-muyuntas purishiani/ challwaschallay
Manañam tariykiñachu/ challwaschallay
Astawan si yuyarini/ challwaschallay
Sutiykita yuyarispa/ challwaschallay1
Cusco/ eres el Ausangate/ eres el Salkantay/ eres el Huayna Picchu/ el Vilcanota llevándose la resaca hambre de las arrugas. Arrugas de cera/ de fe/ de Ollantaytambo en lluvia de café. Ilusiones que van y vienen como cuerpos celestes de tu boca a los solsticios de invierno. Cusco/ eres verbo/ eres sueño/ eres la lluvia envejeciendo en tus queuñas/ eres el metal obstinado/ la letra ilegible/ la misma luz del pasado y el futuro.
1 Tras el terciopelo azul, llenaste de gloria los patios: https://www.youtube.com/watch?v=UH-ZjiW9wog
Cusco/ estos son tus demonios/ los llevas contigo/ juegas a la superluna y se visten de profetas. Y se visten de colirio/ alpaca/ Procuradores/ San Blas/ Golden Berry/ ¡Uy! La bondad/ la bendita radioactividad/ santu punku.
Cusco/ eres sueño/ eres fémur/ eres la glándula pineal/ eres la aspirina de tiendita con lucecita titilante en hadas de migraña.
Cusco/ te conocí de madrugada/ te esperé en los pasillos del hospital regional/ me comí un pan con huevo/ escuché tus revueltas/ y grité tus triunfos.
Cusco/ eres el requinto/ el ukuku/ la mamacha del Carmen. Eres el santuario cosmopolita/ los quilates de América/ la presencia insoluble del imperio andino.
Cusco/ eres danza/ eres vértigo/ eres el 2x1 del Happy Hour del fin de semana/ eres Perú Rail/ Fujimori nunca más/ eres nómada/ escarlata/ The North Face.
Cusco/ eres viento/ PachaKutiq/ Sinchi Roca/ Huayna Cápac/ Atahualpa. Eres el Huatanay/ el guía ancestral de este concierto.
Cusco/ tu palabra no es tu palabra/ tu rostro no es tu rosto/ tus sicarios izan banderas/ comen Chiri Uchu y ofertan tus selvas. Cusco/ estoy aquí/ estoy aquí amigo.
Cusco/ loto de la vida/ ángeles moran tu misticismo/ ángeles moran el San Pedro/ ángeles van y vienen como noches en luces de vapores.
Cusco/ meca del año nuevo/ tu ron me intoxica/ tus planos me profanan/ tus cuadros me detienen y murmuro cada llovizna en la que nunca bailamos.
Cusco/ gema del ande/ extraterrestre tus adeptos/ encapuchados tus pasos/ evangélicos panfletean tu cosmovisión/ translumbrante el pasado.
Cusco/ nuestro cielo es el mismo cielo/ nuestra toqra es la misma toqra/ los ojos del niño Ernesto son los mismos ojos del niño Ernesto/ la sal/ el sol/ el agua/ el agua que nos separa es la misma agua que nos une/ pero el amor/ el dolor/ recorre nuestras ruinas.
Cusco/ qué somos tú y yo/ una resolución de la patria/ un violín muerto/ un continente eléctrico/ o la wiphala cogiendo la espada.
Cusco/ trópico de capricornio/ acaso en tus corbatas calculan el desperdicio de tus misterios/ acaso en el soliloquio nos lanzamos sin concepto al mar ígneo de las soledades.
Cusco/ racimo líquido/ hoy tengo entre los dedos unos cuantos centavos/ y mendigo junto al sol/ las calles simples de cometas/ mamachas y pablitos/ con jilguero y Ezra Pound.
Cusco/ te leo en silencio/ y me voy con las cartas al mundo inquieto de girasoles/ sin antes tomad y bebed/ este cáliz/ porque es tu sangre/ sangre de la alianza/ nueva y eterna.
ZUMBAYLLU
Cuando miré por mi ventana, ya no eran treinta, mucho menos palestinos.
La lluvia se despedía, & el vientre que nos albergaba, de eternidad retorcía.
—Kión & hierba buena —Decía la caserita— (proletaria del mundo)
& generosamente el cuerpo asentía. Como Odiseo, en la isla Calipso,
curando la resaca de los mares.
O como Esteban, sobreviviente de Krypton & malaventurado de esta tierra.
Lo llamaban el Superman peruano & pululaba junto a los albatros el tedio de los jirones.
Ícono del pueblo & el glaucoma. Voló de Quilca a Macondo en capote de brega
& lentes carey.
Pero, qué importa Esteban o Margarito
o la maestra Olivia Arévalo, guía ancestral de la planta sagrada. ¡Qué importan!
Mientras en este país se avance & parchen el pavimento de nuestros sueños.
Esta historia continuará…
Juramos la infancia al sempiterno viento del Pachachaka.
En LA menor: ¡Juramos!
—Arpaschallay violinchallay miskita waqaykamuy.
—Lo que sugiere:
a) Amaremos cada día de nuestros días como el último.
Amaremos cada pueblo de nuestros cuerpos como el único.
b) De estos ríos sospechan Heráclitos, azules torcazas,
el volumen perdido de la Anglo-American Cyclopaedia sobre Tlön & Uqbar.
c) Con la arpita & el violincito se llora dulcemente.
d) Por la sinuosidad del mundo viajaré & cantaré el atramuz de nuestro diciembre.
& aunque insistan los sauces en el final de esta historia, medida capicúa de tu voz,
& aunque more en mis ventanas el psicosocial de tus besos.
Digo esto, porque considero oportuno la ternura,
(el laberinto inmunológico de sublime exilio).
& aunque baje el cerro San Cosme & sea un extraño en medio
& aunque no basten cien años de soledad & mil años en Gargantúa,
me ampararé en blowin' in the wind, abrazaré la constelación del eucalipto,
& en el último giro vital, la tectónica de placas, la razón de escribir,
temblar & escribir, metáforas sobre alguna extraña especie.
Cuando miré por mi ventana, mi ciudad era un alvéolo más del ayataki,
silbaba de noche & no dejaba dormir.
Llamaron a los expertos del ministerio, a maestras de la liana,
pero nadie, hijo pródigo del crédito, curó de sí mismo.
Llamaron e invocaron a la sintaxis del amor & el tiempo (buenas noticias dicen),
el tiempo que fue grande, el tiempo que danzó & cantó al ritmo del Zumbayllu,
curando, diluyendo, toda pena al Huanupata.
Cuando miré por mi ventana, desperté diecinueve años atrás.
Era marrón & tenía tres pisos. En el primero: metálicos colores delimitando revistas.
En el segundo: la geometría semántica de perfumes & vitaminas capilares.
Yo era un avión entre esas geometrías. Las recorría en delicadas acrobacias,
descosía el tiempo, & aprendí ascender al tercer nivel.
Aquí un ekeko me esperaba. Este dios andino de la abundancia,
dirigía mi aterrizaje, esquilmando, iluminando,
girando & girando mis pasos de pequeño silencioso resplandor.
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