Esta es. la primera entrega que con el seudónimo Huerfanito de Wancchi se presentó a un concurso. Ahora que esta liberado del burocratismo institucional, se ira publicando por partes, canción por canción.
Estética del huayno en 14 canciones del Embajador de Quiquijana
A partir del reciente estudio de Ulises Juan Zevallos “Castellanización y mantenimiento de la diferencia radical en la poesía y canto quechuas”[1] donde se analizan cambios y permanencias del huayno Chachaschay en la versión popularizada por el cantante Embajador de Quiquijana y la del grupo de rock Uchpa, y reparando que aquel también había popularizado Valicha y Chofercito de Mala suerte, este trabajo explora el legado de dicho artista cusqueño en la canción peruana de las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado.
En función a ello, se analizará, añadiendo comentarios contextuales pertinentes a una estética que no se da como fenómeno aislado, la lírica de 14 huaynos del Embajador de Quiquijana. Trece de estos se encuentran en un play list de YouTube, subido por el músico Rubén Pomasoncco[2], y el restante es parte de un reducido grupo que está en otros canales de la misma plataforma.
Rubén Pomasoncco, heredero de una familia de músicos huamanguinos, es compositor, productor, trompetista y pianista, que suele viajar a diversas fiestas del interior, especialmente de la sierra de Lima, en las que participa como músico y hace trascripciones y arreglos armonizando la música que recopila para que todos puedan leer y tocar. Subió las canciones del Embajador de Quiquijana luego de que el Sr Elías Ortega Cabello, fundador de la casa Ortega, le entregara diez CDs de música tradicional, incluidas las 13 canciones, con el encargo que las publicara para que no se perdieran[3]. Vayan entonces unas señas del Efraín Cuba, también conocido como el Embajador de Quiquijana.
De lo poco que se encuentra[4], sabemos que Efraín Cuba, nació en Quiquijana, Cusco, el 23 de diciembre de 1930, y actuó en los coliseos de Lima a partir de 1952. Se dice también que salió muy joven de su tierra y se asentó en Surquillo, donde tenía una peluquearía con su compañero y tuvo que enfrentar la homofobia del momento, acentuada porque se maquillaba y vestía con montera y cejas pintadas, emulando a María Félix e Yma Sumac. Cuentan también que ya hombre mayor, y acaso en la cumbre de su carrera artística, asistía como alumno libre a clases de ciencias sociales y literatura en San Marcos, a mediados de los 70. Algo entendible dado que sus composiciones -caso Urpitucha- son verdaderos poemas, mientras que sus fugas -machu supo kututú, manaña niñucha kacharinñachu; estera sombrero… piraq mayraq istirarusunki[5]- parodian la canción y el género a nivel meta poético. Fue también uno de los personajes de Sarita colonia viene volando, novela de Eduardo González Viaña, donde cuenta, en competencia con otro personaje, la historia de la santa popular cantando en versos endecasílabos y de pie quebrado, cuya secuencia no podía ser interrumpida, a no ser que el mundo se viniera abajo[6]. Cosa completamente plausible, porque si en toda la historia peruana la música es, como dijo José María Arguedas, la materia de la que estamos hechos, en su momento, y pese la lacerante homofobia que tuvo que soportar Efraín Cuba, las canciones del Embajador de Quiquijana sostenían, junto al Conjunto Korimarca de Tinta y otros artistas, el mundo acústico peruano.
También se ha averiguado que tenía relación cercana con Faustino Colqui, director del Conjunto Korimarka de Tinta, que lo acompañaba, Pastorita Huaracina, Nelly Munguía, Carlos Baquerizo Castro, su mentor y autor de Chofercito de mala suerte; Mario Cavagnaro con quien trabajó en dos álbumes de lo mejor de la música peruana; con Luis Pizarro Cerrón de Radio El Sol; con Hugo Carrillo con el que coincidía en el Yawar Plaza de San Gabriel (San Juan de Miraflores), y con Lucho Barrios, que fue a estrenar la canción Marabú a Puquio en una gira conjunta con Pastorcita Huaracina, Flor Pucarina, y Luis Abanto Morales. Y dicen, ya en el reino de la imaginación, que fue representante de Quiquijana en el bar Rongovian Embassy, de Trumansburg (Up State New York) antes que cerrara hace poco.
Las canciones del Embajador de Quiquijana en la lista mencionada son las siguientes:
1. Tukucha
2. Chofercito de mala suerte
3. Chachaschay
4. Chichita morada
5. Florcita Florcita
6. Albergonischa
7. Frutera serrana
8. Urpitucha
9. Helme
10. Valicha
11. Retamita
12. En un vaso de cerveza
13. Varilla varilla
14. Niñucha José Manuelcha[7]
Escuchar estos temas es toda una arqueología acústica. La memoria recupera y sigue huellas en las letras principales, fugas, arreglos, fraseo natural, festivo, llaqta[8] de su canto, con sobre acentuación en la primera, a la mitad o la última sílaba grave del “verso”[9], acompañamiento polifónico y adornos, pero sin bordones de tránsito de estrofa a estrofa[10], con que el miski[11] del Embajador de Quiquijana las llevó a audiencias masivas, colocando casi la totalidad de su repertorio en el jardín de los clásicos de la música. Pasamos a comentar tanto los clásicos como las demás canciones, con la conciencia que no hay sonido en esta música espiritual que no sostenga al mundo como sutil mantra.
[1] Ulises Juan Zevallos Aguilar: “Castellanización y mantemnimiento de la diferencia radical en la poesía y canto quechuas”. En: Abiayalan Pluriverses: bridging Indigenous studies and Hispanic Studies. Gloria Elizabeth Chacón, Juan G. Sánchez Martínez y Lauren Beck. Amherst College Press, 2023.
[2] Ver: https://youtu.be/77myLqTBBoE?si=y5E-mv2kQw72adPg
[3] De las 27 canciones tituladas como play list del Embajador de Quiquijana subidas por Rubén Pomasoncco, sólo 13 son de dicho artista. Las catorce restantes son de un conjunto de Chumbivilcas que no se ha podido identificar hasta el momento.
[4] Este ensayo ha sido escrito dialogando con las siguientes personas, la las cuales va el debido agradecimiento: Rubén Pomasoncco Flores, Isaac Soto Gamarra, Hugo Carrillo Cavero, José Carlos Olazábal Castillo, Gloria Cáceres Vargas, Nillo Tomaylla Bernal, Luis Salazar Mejía, Yolanda Cornejo Bravo, Roberto Aguilar, Alida Castañeda, Nilo Tomaylla Bernal, y Ulises Juan Zevallos.
[5] Ver versiones en español más adelante.
[6] Eduardo González Viaña: Sarita Colonia viene volando. Mosca Azul Editores, segunda edición,1990.
[7] Como veremos adelante, esta canción no es parte de las subidas por Rubén Pomasoncco, pero la incluimos por continuidad de motivos, y por varias capas profundas de significados subyacentes a su lírica.
[8] Llaqta, o pueblo es un estilo que refiere al huayno indígena en oposición al señorial o mestizo. Juan Zevallos, en el mencionado artículo, también usa el término chacra, que sería equivalente.
[9] Si uno pudiera dar pautas características del huayno llaqta o indígena es su acentuación, cuando la curva melódica da saltos en algunos acentos, incluso concurrentemente al inicio, mitad o final del “verso”. Hay también alargamiento de vocales.
[10] Especialidad del huayno ayacuchano o de influencia ayacuchana reciente, que casi alcanza a tener duración igual a la melodía principal, y es en cierta forma resolución de recientes búsquedas formales, jazzísticas y deconstruccionistas que a veces caen en el efectismo. Este desarrollo posiblemente se debe a la inmensa influencia de Manuelcha Prado en la guitarra andina actual, aunque no está demás notar el trabajo poco recordado de Daniel Kirwayo y el bastante marginal y espontáneo de César Urbina “El Pelicano”. Uno de los maestros recientes de los intermedios es Rony Bohórquez, Chapeco.
[11] Miski=sabor.
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