Reseñas del Libro de las Raíces / Saphi Libro de Isaac Goldemberg. Luis Benítez, Alonso Rabi Do Carmo, José Carlos Picón
LIBRO DE LAS RAÍCES / SAPHI LIBRO, DE ISAAC GOLDEMBERG BAY
Por Luis Benítez
Algo mas de cuarenta composiciones, precedidas por una introducción del propio autor y acompañadas por un muy completo glosario epilogal, estructuran el Libro de las raíces/Saphi libro, esta nueva entrega del reconocido poeta y novelista Isaac Goldemberg Bay, en una cuidada edición bilingüe (castellano/quechua), cuya traducción a la última de las lenguas nonbradas estuvo a cargo del poeta cusqueño Odi Gonzales.
La ontología, desde los tiempos de Parménedis, se ha ocupado no solo de los orígenes, sino también de las relaciones entre los entes, en tiempos en que la poesía, como medio de indagación de la realidad, hacía correr sus recursos en paralelo al pensamiento filosófico. La separación posterior de los campos de aplicación entre ambas disciplinas no implica, para muchas ópticas todavía vigentes, que sus radios de acción sean diametralmente diversos ni imposibles de congeniar, confluyendo la labor poética y la labor especulativa. Dicho esto, inmediatamente, al recorrer el reciente título del gran poeta peruano, viene a nuestra mente la conocida afirmación heideggeriana: “En el poetizar del poeta y en el pensar del pensador, se abre tal extension cósmica que una cosa cualquiera —un árbol, una montaña, una casa, el llamado de un pájaro— pierden por entero su indeferencia y carácter habitual”.
En esta nueva entrega poética el autor refuerza su recorrido indagatorio de la propia identidad y su relación con el pasado, lo ancestral y lo contemporáneo, en una medida mucho mayor que la explicitada en sus títulos anteriores, haciéndolo el eje fundamental de todo el volumen. La multiple condición de Goldemberg: peruano, judío, residente en los Estados Unidos, intelectual de marcado sello humanista, así como cultor de múltiples disciplinas literarias, es el sustrato que explora concienzudamente su lírica. Un campo inagotable por la variedad que implica, pero que no se reduce a lo exclusivamente individual, sino que amplía su radio de acción a conjuntos mucho mayores, donde la interacción del sujeto con la realidad depara instancias de carácter marcadamente universal. Lo híbrido, lo mestizo que es nuestro mundo y somos también quienes lo habitamos, alcanza por momentos repetidos una representación muy acabada en la obra de referencia, donde Isaac Goldemberg demuestra su conocida habilidad para ir desde lo micro hacia lo macro y de vuelta al sujeto que genera los versos.
En función de alcanzar tal amplitud de miras apela a una extensa batería de recursos estilísticos, donde lo coloquial se entremezcla muy medidamente con la cita histórica, y la impronta de la milenaria cultura hebrea es atravesada por el indigenismo americano, las contradicciones y las semejanzas entre las secciones historiológicas que aborda, no desde un cabal punto de vista epistemológico, sino permitiendo que se infiltre constantemente —aunque de modo bien medido— lo emocional en todo su discurso, que obra no como contrapartida, sino como complemento de las especulaciones que concreta.
El resultado alcanzado es un texto extenso y de sólido sentido, para una meta tan ambiciosa como la elegida por Goldemberg. Como es habitual en sus obras, también en Libro de las raíces el humor y una bien calibrada ironía hacen de las suyas, aunque invariablemente son funcionales al eje central de todo el conjunto.
La traducción al quechua del original castellano acentúa todavía más el principio de cruce de culturas y mestizaje que exhibe el volumen, de remarcable calidad escritural. En suma, Libro de las raíces/Saphi libro se inscribe como un nuevo y destacado logro en la trayectoria más que reconocida de este autor, indudablemente una de las primeras voces de la poesía latinoamericana actual.
LA BÚSQUEDA DE LA IDENTIDAD
Por: Alonso Rabí Do Carmo
Isaac Goldemberg (Chepén, 1945) es un escritor judío peruano que explora, en su literatura, los elementos que se dan cita en él para configurar su identidad bicultural, además de brindar a los lectores, una mirada de primera mano a un universo casi desconocido en materia literaria local: la experiencia de la vida judía en el Perú. Novelas suyas como La vida a plazos de don Jacobo Lerner (1978), Tiempo al tiempo (1984) o El nombre del padre (2001) van en esa dirección, más allá de constituir formas de autoficción, debido a ciertas coincidencias entre lo vivido por sus personajes en esas ficciones y la propia existencia de su autor.
Goldemberg ha sumado a esas indagaciones su propia poesía. Libro de las raíces / Saphi libro (2024) es su más reciente antología de poemas, publicada esta vez en versión bilingüe, español y quechua. En estos poemas aparece la otredad como motivo central, una otredad, vale la pena aclarar, vivida interiormente. El yo poético expresa y analiza su pertenencia a dos mundos, dos órdenes culturales. Su autor, naturalmente, tiene la misma intención, tal como declara en “El otro de mí mismo”, texto que funciona claramente como un gesto prologal:
“(…) yo fui peruano antes de ser también judío”.
“Al poco tiempo de llegar a Lima, descubro que mi padre es judío y comienzo a preguntarme quién soy, qué soy. Busco espejos para reconocerme, pero no los encuentro. Es necesario ser otro, me digo. Y ese otro es mi padre. Hay que ser como él: judío. Es decir, tengo que dejar de ser para ser. Sin embargo, no dejé de ser del todo porque la forma de vida de Chepén y su paisaje siguieron poblando mis recuerdos y mis sueños y me sirvieron de referente para apreciar con mayor intensidad todos aquellos paisajes que después invadieron mi imaginación como parte de mi cultura judía. Entonces el cerro de Chepén se convirtió en el monte Sinaí, la acequia que lo atraviesa en el río Jordán y el desierto que lo rodea en el desierto de la Judea bíblica” (pp.11-12).
Goldemberg exhibe plena conciencia de su doble pertenencia. Allí están, en sus propias palabras, la memoria de la infancia transcurrida en Chepén, el recuerdo de una abuela cajamarquina y quechua hablante, antiguos huaynos y la escritura reveladora de Arguedas y Vallejo representando sus lazos con la peruanidad. Por otra parte, se produce un encuentro con los mitos de su otra identidad: una diáspora personal, la errancia, el humor y todo un cúmulo de referencias culturales y simbólicas que transparentan lo judío.
¿Es esta una reunión pacífica, sin sobresaltos? Aparentemente sí. “Ser el otro de mí mismo” como declara Goldemberg (p.14) no reviste mayor conflicto, más allá del proceso vivido a lo largo de varias décadas y que ha desembocado en ese autorreconocimiento pleno, efectivo y, sobre todas las cosas, productivo. “Inventario” es, en ese sentido, un poema muy emblemático: “Nací en los clavos de Jesús./ En su corazón de fina estampa./ En la estrella de seis puntas./ En el vientre de los huacos./ En el padre y su palabra inaudita./ En la madre y su sombra contraria./ En la lengua muerta de su ausencia grave” (p.25).
Otro tanto sucede con el poema “Autorretrato”: “El peruano es tan riste/ como el murciélago/ El peruano es más triste/ que el gato/ El judío es menos triste/ que el zar/ El peruano es el más triste de todos/ El judío es triste/ El peruano es muy triste/ El judío es tristísimo” (p.51).
Libro de las raíces no solo muestra la valía de una poesía que apela a muchas formas discursivas, desde ecos del haraui hasta el romance, pasando por formas clásicas y otras populares, como las canciones o las fábulas. Más conmovedor todavía es saber que a lo largo de estos versos, en un mundo imaginario el hablante resuelve, funde y refunda un universo personal marcado por la biculturalidad, por el sentido de pertenecer a dos culturas. En tanto, en el mundo contingente, su autor no termina de pensar, todavía, en las próximas palabras que mantendrán con vida a estas revelaciones. En este nivel, la poesía de Isaac Goldemberg, al igual que su obra narrativa, nos plantea un viaje al corazón de su identidad bicultural y explora el hecho de ser judío y peruano, de pertenecer tanto a los misterios de la tradición judía como a la diversidad cultural peruana.
ISAAC GOLDEMBERG: ENTRE DOS TIERRAS
.
Por José Carlos Picón
Ser parte de dos culturas que, durante vital experiencia, distanciadas y combinadas, convierte al ser en un río turbulento, al poeta en fragmentos hilvanados con hilos de sangre, mística y emoción. Isaac Goldemberg Bay vuelve a la poesía con “Libro de las raíces / Saphi libro” (Casatomada & Arsam, 2024), un volumen bilingüe (castellano-quechua) que, no explora, es decir, pone en escena la sensibilidad y la subjetividad poética de dos exilios habitando un cuerpo, un espíritu. Nacido en Chepén, paisaje desértico del norte costeño peruano, de madre norteña, tiene a su vez, el alma atravesada por el judaísmo de su padre, ucraniano de nacimiento.
En estas dos dimensiones habita Goldemberg a veces con desasosiego, otras con resignación, y unas cuantas, con reflexión, vitalidad, fuerza, esperanza. El resultado son estas piezas que, gracias a procesos similares a los que describe García Canclini cuando diserta sobre sus culturas híbridas, nos otorgan un mosaico que dirige el trazo geoespacial entre la fe judía, sus misterios, su devoción y languidez, hacia una sencillez eglógica, fresca y diversa, cuando alude al mundo materno.
En estos versos, el poeta se relaciona con la naturaleza, establece pactos y consagraciones con su sangre inca, comulga en las sinagogas limeñas, del mundo. Con enjundia, con amargura, con remordimiento, con humor. En esa simple vocación de oscilante radica la potencia de la escritura de Goldemberg, un poeta errante, quizás no desde un punto de vista geográfico más sí sentimental. Transita por la canción, el huayno, el vals, aunque sugeridos en los títulos, encarnan la esencia de aquellas composiciones. También piezas que están cerca al salmo, a las escrituras del evangelio.
En Libro de las raíces, Goldemberg explota su mejor condición: la de autoexiliado por dualidad quien, a duras penas gana terreno y opera en su lírica como aquellos que viven de los negocios, van a la fábrica, trabajan para el gobierno, o vaya a saber qué. Y no es una condición arrastrada con pesadez y dolor, es una apegada a los ritos de hombres y mujeres que entregan su espíritu a otro mas grande y sabio, uno sin nombre, o con nombre desconocido.
Un libro de madurez, sin duda, que realza las voces particulares de nuestra poesía, no aves raras, sino tal vez, silenciosas o silenciadas. Un acierto de los editores poner a la orden del público estas construcciones de identidad, estos vínculos de amor con lo más sagrado de la tierra, del universo.
Algo mas de cuarenta composiciones, precedidas por una introducción del propio autor y acompañadas por un muy completo glosario epilogal, estructuran el Libro de las raíces/Saphi libro, esta nueva entrega del reconocido poeta y novelista Isaac Goldemberg Bay, en una cuidada edición bilingüe (castellano/quechua), cuya traducción a la última de las lenguas nonbradas estuvo a cargo del poeta cusqueño Odi Gonzales.
La ontología, desde los tiempos de Parménedis, se ha ocupado no solo de los orígenes, sino también de las relaciones entre los entes, en tiempos en que la poesía, como medio de indagación de la realidad, hacía correr sus recursos en paralelo al pensamiento filosófico. La separación posterior de los campos de aplicación entre ambas disciplinas no implica, para muchas ópticas todavía vigentes, que sus radios de acción sean diametralmente diversos ni imposibles de congeniar, confluyendo la labor poética y la labor especulativa. Dicho esto, inmediatamente, al recorrer el reciente título del gran poeta peruano, viene a nuestra mente la conocida afirmación heideggeriana: “En el poetizar del poeta y en el pensar del pensador, se abre tal extension cósmica que una cosa cualquiera —un árbol, una montaña, una casa, el llamado de un pájaro— pierden por entero su indeferencia y carácter habitual”.
En esta nueva entrega poética el autor refuerza su recorrido indagatorio de la propia identidad y su relación con el pasado, lo ancestral y lo contemporáneo, en una medida mucho mayor que la explicitada en sus títulos anteriores, haciéndolo el eje fundamental de todo el volumen. La multiple condición de Goldemberg: peruano, judío, residente en los Estados Unidos, intelectual de marcado sello humanista, así como cultor de múltiples disciplinas literarias, es el sustrato que explora concienzudamente su lírica. Un campo inagotable por la variedad que implica, pero que no se reduce a lo exclusivamente individual, sino que amplía su radio de acción a conjuntos mucho mayores, donde la interacción del sujeto con la realidad depara instancias de carácter marcadamente universal. Lo híbrido, lo mestizo que es nuestro mundo y somos también quienes lo habitamos, alcanza por momentos repetidos una representación muy acabada en la obra de referencia, donde Isaac Goldemberg demuestra su conocida habilidad para ir desde lo micro hacia lo macro y de vuelta al sujeto que genera los versos.
En función de alcanzar tal amplitud de miras apela a una extensa batería de recursos estilísticos, donde lo coloquial se entremezcla muy medidamente con la cita histórica, y la impronta de la milenaria cultura hebrea es atravesada por el indigenismo americano, las contradicciones y las semejanzas entre las secciones historiológicas que aborda, no desde un cabal punto de vista epistemológico, sino permitiendo que se infiltre constantemente —aunque de modo bien medido— lo emocional en todo su discurso, que obra no como contrapartida, sino como complemento de las especulaciones que concreta.
El resultado alcanzado es un texto extenso y de sólido sentido, para una meta tan ambiciosa como la elegida por Goldemberg. Como es habitual en sus obras, también en Libro de las raíces el humor y una bien calibrada ironía hacen de las suyas, aunque invariablemente son funcionales al eje central de todo el conjunto.
La traducción al quechua del original castellano acentúa todavía más el principio de cruce de culturas y mestizaje que exhibe el volumen, de remarcable calidad escritural. En suma, Libro de las raíces/Saphi libro se inscribe como un nuevo y destacado logro en la trayectoria más que reconocida de este autor, indudablemente una de las primeras voces de la poesía latinoamericana actual.
LA BÚSQUEDA DE LA IDENTIDAD
Por: Alonso Rabí Do Carmo
Isaac Goldemberg (Chepén, 1945) es un escritor judío peruano que explora, en su literatura, los elementos que se dan cita en él para configurar su identidad bicultural, además de brindar a los lectores, una mirada de primera mano a un universo casi desconocido en materia literaria local: la experiencia de la vida judía en el Perú. Novelas suyas como La vida a plazos de don Jacobo Lerner (1978), Tiempo al tiempo (1984) o El nombre del padre (2001) van en esa dirección, más allá de constituir formas de autoficción, debido a ciertas coincidencias entre lo vivido por sus personajes en esas ficciones y la propia existencia de su autor.
“(…) yo fui peruano antes de ser también judío”.
“Al poco tiempo de llegar a Lima, descubro que mi padre es judío y comienzo a preguntarme quién soy, qué soy. Busco espejos para reconocerme, pero no los encuentro. Es necesario ser otro, me digo. Y ese otro es mi padre. Hay que ser como él: judío. Es decir, tengo que dejar de ser para ser. Sin embargo, no dejé de ser del todo porque la forma de vida de Chepén y su paisaje siguieron poblando mis recuerdos y mis sueños y me sirvieron de referente para apreciar con mayor intensidad todos aquellos paisajes que después invadieron mi imaginación como parte de mi cultura judía. Entonces el cerro de Chepén se convirtió en el monte Sinaí, la acequia que lo atraviesa en el río Jordán y el desierto que lo rodea en el desierto de la Judea bíblica” (pp.11-12).
Goldemberg exhibe plena conciencia de su doble pertenencia. Allí están, en sus propias palabras, la memoria de la infancia transcurrida en Chepén, el recuerdo de una abuela cajamarquina y quechua hablante, antiguos huaynos y la escritura reveladora de Arguedas y Vallejo representando sus lazos con la peruanidad. Por otra parte, se produce un encuentro con los mitos de su otra identidad: una diáspora personal, la errancia, el humor y todo un cúmulo de referencias culturales y simbólicas que transparentan lo judío.
¿Es esta una reunión pacífica, sin sobresaltos? Aparentemente sí. “Ser el otro de mí mismo” como declara Goldemberg (p.14) no reviste mayor conflicto, más allá del proceso vivido a lo largo de varias décadas y que ha desembocado en ese autorreconocimiento pleno, efectivo y, sobre todas las cosas, productivo. “Inventario” es, en ese sentido, un poema muy emblemático: “Nací en los clavos de Jesús./ En su corazón de fina estampa./ En la estrella de seis puntas./ En el vientre de los huacos./ En el padre y su palabra inaudita./ En la madre y su sombra contraria./ En la lengua muerta de su ausencia grave” (p.25).
Otro tanto sucede con el poema “Autorretrato”: “El peruano es tan riste/ como el murciélago/ El peruano es más triste/ que el gato/ El judío es menos triste/ que el zar/ El peruano es el más triste de todos/ El judío es triste/ El peruano es muy triste/ El judío es tristísimo” (p.51).
Libro de las raíces no solo muestra la valía de una poesía que apela a muchas formas discursivas, desde ecos del haraui hasta el romance, pasando por formas clásicas y otras populares, como las canciones o las fábulas. Más conmovedor todavía es saber que a lo largo de estos versos, en un mundo imaginario el hablante resuelve, funde y refunda un universo personal marcado por la biculturalidad, por el sentido de pertenecer a dos culturas. En tanto, en el mundo contingente, su autor no termina de pensar, todavía, en las próximas palabras que mantendrán con vida a estas revelaciones. En este nivel, la poesía de Isaac Goldemberg, al igual que su obra narrativa, nos plantea un viaje al corazón de su identidad bicultural y explora el hecho de ser judío y peruano, de pertenecer tanto a los misterios de la tradición judía como a la diversidad cultural peruana.
.
Por José Carlos Picón
Ser parte de dos culturas que, durante vital experiencia, distanciadas y combinadas, convierte al ser en un río turbulento, al poeta en fragmentos hilvanados con hilos de sangre, mística y emoción. Isaac Goldemberg Bay vuelve a la poesía con “Libro de las raíces / Saphi libro” (Casatomada & Arsam, 2024), un volumen bilingüe (castellano-quechua) que, no explora, es decir, pone en escena la sensibilidad y la subjetividad poética de dos exilios habitando un cuerpo, un espíritu. Nacido en Chepén, paisaje desértico del norte costeño peruano, de madre norteña, tiene a su vez, el alma atravesada por el judaísmo de su padre, ucraniano de nacimiento.
En estas dos dimensiones habita Goldemberg a veces con desasosiego, otras con resignación, y unas cuantas, con reflexión, vitalidad, fuerza, esperanza. El resultado son estas piezas que, gracias a procesos similares a los que describe García Canclini cuando diserta sobre sus culturas híbridas, nos otorgan un mosaico que dirige el trazo geoespacial entre la fe judía, sus misterios, su devoción y languidez, hacia una sencillez eglógica, fresca y diversa, cuando alude al mundo materno.
En estos versos, el poeta se relaciona con la naturaleza, establece pactos y consagraciones con su sangre inca, comulga en las sinagogas limeñas, del mundo. Con enjundia, con amargura, con remordimiento, con humor. En esa simple vocación de oscilante radica la potencia de la escritura de Goldemberg, un poeta errante, quizás no desde un punto de vista geográfico más sí sentimental. Transita por la canción, el huayno, el vals, aunque sugeridos en los títulos, encarnan la esencia de aquellas composiciones. También piezas que están cerca al salmo, a las escrituras del evangelio.
En Libro de las raíces, Goldemberg explota su mejor condición: la de autoexiliado por dualidad quien, a duras penas gana terreno y opera en su lírica como aquellos que viven de los negocios, van a la fábrica, trabajan para el gobierno, o vaya a saber qué. Y no es una condición arrastrada con pesadez y dolor, es una apegada a los ritos de hombres y mujeres que entregan su espíritu a otro mas grande y sabio, uno sin nombre, o con nombre desconocido.
Un libro de madurez, sin duda, que realza las voces particulares de nuestra poesía, no aves raras, sino tal vez, silenciosas o silenciadas. Un acierto de los editores poner a la orden del público estas construcciones de identidad, estos vínculos de amor con lo más sagrado de la tierra, del universo.
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