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1: Tukuscha (14 canciones del Embajador de Quiquijana). Fredy Amilcar Roncalla Fernández


1: Tukuscha[1]
 
Tukuscha es la canción que dio marco musical al segundo obituario de “Flaco”[2] la lechuza siberiana del Central Park de Nueva York, hecho por la novelista puertoriqueña Marithelma Costa, que no pasó por alto comparar la conmoción causada luego de este querido animal se estrellara en una ventana del Upper West Side de Manhattan, con el genocidio en Gaza[3] . Entre las diversas versiones de este conocido huayno, ella escogió la del Embajador de Quiquijana por ser lechuza, canción, cantante, y tukuy como final de algo[4], populares gracias a su extrema marginalidad. Hugo Carrillo, partiendo de su monumental Takiyninchis y en comunicación personal[5] indica que se trata de un huayno de la nación Q’ero, registrado en un estudio etnomusicológico por Rodolfo Holzman[6] que fue popularizada con algunas modificaciones – cosa común dada la ubicuidad autoral y temática de las canciones- por el Embajador de Quiquijana. También da noticia de una versión arequipeña, mayormente en español, signada por C. Infante en 1930. Y de la “recopilación” que hiciera uno de los integrantes del Trio Amanecer de Huancavelica, grabada en los 70. Siguiendo la veta, pero consignándolo como huayno ayacuchano, los hermanos huancavelicanos Numa, María y Elia Armacanqui, traducen la canción al quechua e inglés en Kachikachicha Tukullaspaymi,[7] editado por el recordado Numa Armacanqui. Dadas las varias versiones regionales de esta y muchas otras canciones, conviene señalar que antes de ser fijadas en el registro grabado y autoral, las tonadas viajaban junto a arrieros y forasteros con variaciones incluso improvisadas permitidas por la melodía y lírica de partida. Pero no está demás que señalar en medio de las travesías por el vasto archipiélago musical andino también hay apropiaciones y “derechos reservados” en un medio no ausente de gente sin escrúpulos.
Momento de compartir la versión del Embajador de Quiquijana:
 
1
Ay tukuschay tukuschallay
tukurqullamñan  kanan punchaw
wasichallayki punkullanpi
horan horan waqanallay
horan horan llakinallay
 
2
Achka runap wawantaqa  
ñoqallay pobre waqachirani
chaypa wasinman chayaykuspa
kaykunallapi waqanaypaq
kaykunallapi llakinaypaq
 
Intermedio musical, con algunos parlamentos.
 
3
Ama mamallay waqankichu
ama taytallay llakinkichu
waqllay urquta qespiykuptiy
waqllay qasata chinkaykuptiy
waqllay urquta qespiykuptiy
 
4
Sichu waqanki chay pachaqa
sichu llakinki chay pachaqa
yawar mayullam apallawan
yana puyullam tapallawan
yawar mayullam apallawan
 
Intermedio musical con parlamentos. Fuga.
 
5
Sambachallay negrachallay
maymi sonquchayki mayuchu apan
maymi sonqochayki qaqachu ñitin 
 
6
Sambachallay negrachallay
maymi ñawichayki mayuchu apan
maymi sonqochayki  qaqachu nitin
 
Brevísima pausa musical. 
 
7 -Cantado en coro-
(Imayna yaw  haykayna yaw
maymi chuqchachayki mayuchu apan
maymi ganchuchaychayki qaqachi ñitin)
 
8
(Imayna yaw  haykayna yaw
maymi chuqchachayki mayuchu apan
maymi ganchuchaychayki qaqachi ñitin)[8]
 
En la primera estrofa el cantor parte de la homografía y ambigüedad de tukuschay (mi buhito) y tukurqullanña (ya va terminar) para decirle a la amada que va acabar el día en que él debe llorar y estar triste hora tras hora en la puerta de su casa. De acuerdo a la retórica del huayno, estas acciones son marcadas con matices duales al final: llakinaypaq /waqnaypaq. 
En la segunda estrofa, la voz deja de dirigirse a la amada y declara que él, siendo pobre, o pobre de él, ha hecho llorar a los hijos de mucha gente y en consecuencia, al llegar a sus casas, va a llorar y tener pena en estos lugares. Hay una relación causa efecto entre el causante del llanto ajeno y el suyo:   el llanto que llega a alguien luego de algún daño es señal ominosa y acaso preceptiva moral. 
En la tercera estrofa el sujeto pide a su madre y su padre que no lloren cuando él esté remontando aquel cerro y aquella abra. Es decir, cuando se vaya y tanto padres como hijos experimenten una disyunción cósmica, que puede referirse a las recientes experiencias migratorias, pero tal vez tenga raíces más profundas, por lo menos desde los mitimaes incaicos, las mitas coloniales y la migración de fines de milenio.
En la cuarta estrofa les dice que si ellos lloraran tal vez un río de sangre se lo llevaría y cubriría. La existencia misma del sujeto depende del equilibrio afectivo, y que nadie tenga pena por él. De otro modo este sería arrastrado y terminaría (tukuy) siendo arrasado por el yawar mayu (río de sangre): poderoso torrente de historia y violencia que es símil de los ríos cargados de tiempos de lluvia, pero mucho más[9]. La tercera y cuarta estrofa son parte de una unidad semántica o narrativa.
Luego de una pausa in intermedio musical, la fuga es una unidad temática dividida en cuatro partes, dos cantadas por el Embajador de Quiquijana y dos entonadas  por un coro masculino, probablemente de músicos, mientras al trasfondo hay voces celebratorias.
En la quinta estrofa el sujeto   se dirige a su sambita o negrita, que son una variante semántica de yana[10], o ser querido, preguntándole si su corazoncito ausente se lo ha llevado el río, o aplastado la peña.
En la sexta estrofa vuelve a preguntar lo mismo, pero ahora inquiere primero por los ojitos, y luego por el corazoncito de la amada, manteniendo la alternancia que las enmarca.
En la séptima y octava estrofa, el coro parece repetir la pregunta general, esta vez inquiriendo por la cabellerita y el ganchito de la joven.
En un plano literal, el tuku de la canción es una presencia ominosa donde el sujeto terminará (tukuy) aplastado o arrasado. Pero se inicia con la invocación cariñosa: ay tukucha, tukuschallay, (buhito, mi buhito) que le da tal intimidad a la entrega hasta el punto que lo ominoso podría pasar a segundo plano, aunque antes debe pasar el umbral de la separación con los padres y correr el peligro de ser arrasado por el rio de sangre; separación que debe remontar preguntando por el amorcito de su amada. De hecho, la canción, cantada por el Embajador de Quiquijana y otros conjuntos, tiene un marcado sabor festivo y un ritmo asegurado por varias alternancias al final de las estrofas y aliteraciones marcadas por los diminutivos afectivos -lla- y -cha-. 
Si bien es temprano, aliteraciones, recurrencias alternantes, cambios de destinatario, uso de diminutivos, combinación de elementos estables y variables en el “verso”, sabor festivo en un tema ominoso, símbolos culturales profundos, y uso de diminutivos podrían ser rasgos de una retórica del huayno, comprendida ésta no como entropía y sí como reglas generales de composición. A ello volveremos a lo largo del artículo. 
 

[1] Ver: https://youtu.be/77myLqTBBoE?si=0i4Koac0Y7pKocMX
[2] “Flaco” es toda una movida en Nueva York, tiene incluso su propia página en Facebook. Ver: https://www.facebook.com/groups/flacotheowl
[3] Ver: Flaco, nuestro Superman: una historia en tres tiempos. Marithelma Costa. http://hawansuyo.blogspot.com/2024/02/flaco-nuestro-superman-una-historia-en.html
[4] Nótese cómo la canción juega con la ambigüedad de nombre del ave, con la finalización verbal e incluso vital: Tuku= lechuza; tukuy+terminar, finalizar, final.
[5] Ugo Carrillo: Takiynichis: la memoria de los incas y los cantares del Perú profundo. Edición del autor. Lima 2019.
[6] Patronato popular y porvenir Perú. Música Clásica, Lima, mayo 1986.
[7] María C. Armacanqui, Elia J. Armacanqui-Tipacti, Numa A. Armacanqui; Kachikachicha tukullaspaymi: Pukra-Kichwa Qaltumanta Qawachikuq Wayñukuna / Creyendo ser una libélula: muestra del wayñu pocra quechua andino / Disquised as a little dragonfly: a sample of the Andean Kichwa-Pukra wayñus. Ediciones Husiy Tiuhuilu Armakanki, Quñurikuynin, Runasimita Yachanapaq chaymantapas Qaypachinapaq (HTARYQ). Lima, Perú, 2009.
[8] Agradecemos al poeta Isaac Soto Gamarra por la posible transcripción de estas dos estrofas.
[9] El yawar mayu o rio de sangre es una poderosa metáfora presente en varias canciones, sobre todo en el afamado carnaval de Tambobamba recopilado por José María Arguedas, donde el rio de sangre ha arrastrado al joven cuyo charango apenas se ve hundiéndose entre las aguas. Esta es una metáfora de las crecientes del rio, pero también de la sangrienta historia peruana. En yawar mayu está presente en diversos textos de poesía, narrativa y estudios de literatura quechua.
[10] Los diversos significados de yana se irán desarrollando a lo largo de este ensayo.

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