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Avenida Sol/ Greenwich Village, de Odi Gonzales: arraigo y desarraigo Por Isaac Goldemberg

En diciembre 2 el poeta y wayki Odi Gonzales presento su ultimo libro Avenida Sol / Greenwich Village en NYU. La presentacion estuvo a cargo de Isaac Goldemberg y noqa. Isaac y Odi comparten con nosotros el texto del wayki Isaac Goldemberg. Agredecemos a los poetas y al novelista su frecuentes y fertiles visitas a este Suyo, que es el suyo y el de todos los espiritus creativos y libertarios. Avenida Sol/ Greenwich Village, de Odi Gonzales: arraigo y desarraigo Por Isaac Goldemberg En Avenida Sol/ Greenwich Village, Odi Gonzales explica que en quechua “el verbo puriy/caminar es el mismo para viajar”, y he aquí que el personaje —el hablante lírico— de este libro de poemas, se nos presenta desde el inicio como un viajero en búsqueda de su pasado y dice también el poeta que este viaje, causado por la temprana salida de su terruño, es una “errancia que no termina y que conlleva peregrinación, destierro, fragmentación y nostalgia”. Viaje desde el ámbito de lo misterioso conocido —Avenida Sol, lugar de la infancia, del mundo real y de la memoria—, Avenida Sol, luz y pasaje hacia otro ámbito, el actual —Greenwich Village: nueva villa, tiempo y espacio nuevos, los del adulto desterrado. Peregrinación y destino: “Es, pues, mi albur errante que configuró este cruce de caminos. Avenida Sol/ Greenwich Village, dos ámbitos entrañables: de mi ciudad natal y de donde habito hoy”, dice el poeta. “Camina el autor”, primer poema del libro, prefigura la idea del viaje y lo convierte en la crónica de un personaje andariego —Guamán Poma alias Odi Gonzales—, personaje a veces niño a veces hombre —niño y hombre andinos— que camina como por una ruta hecha de tiempos, de tiempo histórico y de tiempo mítico, una ruta que es también laberinto que es también río que es también árbol geneálogico —la auscultacion de la familia originaria— que es también historia colectiva, cruce de historias—, de pequeñas historias dentro de la Gran Historia —“en un imperio extinguido…/templos y palacios/en nubes de polvo…”. Libro-río que arrastra pequeñas historias pobladas de ancestros —“las herramientas-hechizo de mi padre carpintero…/ sombreros de mestiza, galas de mi madre. Todo enterrado…”, pequeñas historias pobladas de hombres y mujeres de su terruño —“ La cantora de la capilla…la tejedora en su telar…los fieles arrieros…madres que cargan a sus críos…troperos, llameros…Tejedores de redes y esterillas”. Libro de errancia —“trabajado, sin embargo”, dice el poeta, “en NYC, en el glamour de Greenwich Village, en Washington Square Park” —libro de y en movimiento continuo, de gentes que se desplazan constantemente, libro de quietud y movimiento, de arraigo y desarraigo en una misma textura, apetencia del arraigo en un espacio conocido y, de otro lado, la necesidad de ser un pasajero en todo el vasto mundo —“la Niña-ninfa…que se gestó en la pantorrilla de un caminante” o “Mis ancestros… me alumbraron de pie”—el parto de pie, el personaje listo para emprender el camino, que es la vida misma, viaje que en el Ande comienza con una suerte de movimiento extraño, “mecánica del cuerpo rígido” —dice el poeta—y entonces fajan al recién nacido de pies a cabeza mientras duerme, envuelto como un tamal —hermosa y conmovedora imagen— preparándolo para el viaje de la sobrevivencia: MECÁNICA DEL CUERPO RÍGIDO En los suelos frígidos, en tierras subáridas de lecho rocoso o fango arcilloso En los suelos calizos hollados sólo por el granizo-perdigón de los Andes un bebé duerme plácidamente en la Cordillera Blanca en la Cordillera Negra fajado de pies a cabeza, mancornado como un novillo (Y antes de la esquila anual vastos rebaños de ovejas rebasan como nube las laderas) Cinchado Prolijamente envuelto como un tamal el recién nacido reposa firme, rígido, arropado con pañales y caronas de las mechas del ganado lanar En una situación así, puede pensarse que es cruel y malsano tener maniatado a un bebé liado como un fardo Criados en el mismo rigor, los padres fajan al lactante, al mayorcito al menorcito en sus horas de dormir Y lo fajan, lo cinchan del nacimiento al destete para que sus piernas, sus caderas, las vértebras de la columna se asienten, crezcan en la posición correcta Para que el cuello arraigue erguido y no claudique la cabeza Para que las rodillas resistan más tarde el peso de una carga de papas, de maíz Para que los brazos sujeten, guíen una yunta de bueyes aradores Y en ese viaje que es este libro, en el interior del poeta o por su costado, camina Vallejo —Trilce, poemas del hogar y de la familia— su voz como un eco preguntando “Las personas mayores/¿a qué hora volverán…? Madre dijo que no demoraría…Llamo, busco al tanteo en la oscuridad. No me vayan a haber dejado solo”, en diálogo con el personaje de Avenida Sol y este desde allí como en un eco respondiéndole “familia numerosa/todo enterrado: las veces que arranqué las canas/de las sienes de mi padre joven/ el puro silbar de los pulmones de Bernaquito/ asmático/el hermanito finado/de quien tuve que ponerme sus ropas”. Y por esa senda que es este libro, en el interior del hablante lírico o a su lado, camina también el Inca Garcilaso: tránsito de la oralidad a la escritura, tránsito del quechua al castellano; poemas de ritmo y sonido encantatorio, encantatorio por canto y por encanto. Dice el poeta: “arengan los llameros en su dialecto de los páramos y altiplanos andinos/ Y con su palabra cifran altar mayor/lengua madre/a su estirpe difunta…y otra vez en las fuentes orales /otra vez…” y “Absortos en sus libaciones/platican/disciernen, /desvarían, igual /en el delirio colectivo /de la pura habladuría /¿retórica poesía? — y de nuevo Garcilaso: mitología y cosmogonía andinas, sincretismo cultural y religioso en la vida cotidiana: “parcelas de mi padre horticultor en las rinconadas del Valle Sagrado de los Inkas”. Poesía, pues, que explora los significados alegóricos del espacio familiar, social e histórico. Y para terminar, el epílogo: Avenida Sol/Greenwich Village, libro onírico —voces que semejan los susurros de los muertos de la Comala de Juan Rulfo— libro laberinto, libro cruce de caminos, libro río que parte del universo familiar y colectivo del poeta — momias, esqueletos, ruinas, huesos, ancestros enterrados— y que desemboca en la madre, en la madre que reposa bajo tierra unida al mundo natural, viaje del poeta al punto de partida. EN EL CLARO DE UN BOSQUE DE EUCALIPTOS REPOSAN LOS RESTOS DE MI MADRE (Aves canoras) Ningún pájaro anida en los eucaliptos: su recargada fragancia asfixia a los pichones, decía reinita ventridorada monjita correndera de los matorrales torcacita silbona madre mía A su lado cada noche yo dormía al calor de un incendio forestal Diminuta capilla blanca, el huevo, en su abadía siempre cerrada Huérfano de madre, huérfano de pueblo En peregrinación iré especie migratoria a la yunga fluvial los cañizares a su túmulo de tierra Microclimas de la región Alzaré el vuelo como el zorzalito trinador de las cuencas de neblina cerrada (en peligro de extinción) En el claro de un bosque de eucaliptos reposan los restos de mi madre

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