Hawansuyo agradece a Jair Pérez Brañez por compartir este valioso artículo sobre el haylarsh, fotos de Jorge Jaime Valdez
El Huaylarsh ha emergido como un fenómeno cultural de alcance nacional, trascendiendo nuestras fronteras y capturando la atención de todo el país. Para los habitantes de Huancayo, esta danza es motivo de profundo orgullo, constituyéndose como un referente ineludible para la identidad del Valle del Mantaro. De hecho, el Huaylarsh no solo es una expresión artística, sino la piedra angular de la identidad huanca. El destacado lugar que ocupa el Huaylarsh no es fruto del azar; se debe a diversas iniciativas, prácticas y esfuerzos de instituciones y personajes comprometidos, así como a la implementación de políticas culturales. Sin embargo, su relevancia radica, de manera primordial, en el reconocimiento y la conexión intrínseca que los portadores de esta tradición experimentan, generando una profunda identificación con la misma.
En las líneas que siguen, sin la intención de participar en debates, nos proponemos explorar los orígenes del Huaylarsh a partir de algunos textos y una entrevista con Nicolás Matayoshi. Además, examinaremos las políticas culturales más influyentes relacionadas con esta manifestación, ofreciendo algunas sugerencias para abordar los posibles desafíos y aprovechar las oportunidades que se presentan en el horizonte de nuestro apreciado Huaylarsh.
En las líneas que siguen, sin la intención de participar en debates, nos proponemos explorar los orígenes del Huaylarsh a partir de algunos textos y una entrevista con Nicolás Matayoshi. Además, examinaremos las políticas culturales más influyentes relacionadas con esta manifestación, ofreciendo algunas sugerencias para abordar los posibles desafíos y aprovechar las oportunidades que se presentan en el horizonte de nuestro apreciado Huaylarsh.
Orígenes y políticas culturales
Emeterio Cisneros Córdova en 1934 en su libro Folklore Huanca nos propone un acercamiento a este fenómeno cultural:
Los huancas de los diversos pueblos conservan variadísimos e interesantes bailes del género Huaylas (…) se bailaban en diversas formas y circunstancias; así hay Huaylas de noche para trillar una era de cereales o legumbres secas con música, versos, figuras y pasos invariables (…) o también de pura diversión; los hay de día en un matrimonio cuando se da como presente el lechón o en los desyerbos al pasar de una chacra a otra, con música especial para cada caso; pero por lo común se baila como fin de fiesta y especialmente en carnavales, siendo de éstos el más interesante el de Alata, lugar inmediato a Huancayo.
En una conversación sobre la cita anterior Nicolás Matayoshi, nos comenta que la mayoría de estos pasos, que Cisneros llama “diversas formas”, que son más de cuarenta, se van fusionando: “Todas tenían una particularidad y se iban mezclando”. Y eran ejecutados los miércoles de ceniza en el lugar denominado Alata (hoy en el distrito de Chilca).
Nestor Chávez en un artículo en el diario Primicia y que cita Aquilino Castro, dice:
El Huaylas es un baile de enamoramiento y diversión de los campesinos en carnavales. Hasta la década del 30, los únicos que celebraban eran los pueblos del perímetro de la ciudad de Huancayo; los habitantes de la ciudad no permitían su ingreso. Al tercer día del carnaval, o sea el martes, llevaban a enterrar al Ño carnavalón al paraje ALATA-HUANCÁN, donde bailaban los campesinos. Posteriormente éstos llegaron a ingresar al parque Huamanmarca vestidos de colores; se confundían con los de la ciudad con vestidos bordados. El tacanacuy nace cuando las diversas comparsas de Viques, Huayucachi se encontraban en Alata.
Como refiere la cita de Nestor Chávez, el alcalde Taylor prohíbe que los danzantes del Huaylarsh ingresen a Huancayo y se circunscriban a las afueras de la ciudad, generando en estos espacios como Alata, Auray o Cajas Chico la ejecución de las danzas y la generación de nuevas dinámicas en las mismas como el Tacanacuy. Este no es otra cosa que el enfrentamiento ritual dónde el ganador se procura el afecto de la dama. Matayoshi nos dice: “como salían las otras comparsas, se iban al encuentro, porque era el encuentro de los huarachicuys, que es cuando los adolescentes se convierten en adultos y ahí hacen el takanakuy, la lucha ritual de los jóvenes, para llevarse a las damas”.
Es en estos encuentros de diferentes comparsas que los distintos pasos se fusionan y estandarizan, llegándose a realizar concursos para definir que comparsa ejecuta mejor el baile, mediante esos pasos. Estos encuentros se convierten en las primeras políticas culturales para la gestión de la manifestación auspiciadas por las municipalidades distritales. Pero es en 1950 cuando la Municipalidad de Huayucachi, organiza el primer concurso con dotación de premios (Aquilino Castro, 2000). Cabe señalar que, incluso en la década anterior, el Huaylarsh ya había consolidado su estatus como una danza representativa al participar activamente en los festivales de Amancaes en Lima.
Para que el Huaylarsh tenga ese reconocimiento en Amancaes y en el propio Valle del Mantaro, dos personajes son fundamentales: Emilio Alanya y Zenobio Dhaga, quienes, en la década de los cuarenta, participaban con sus elencos de Huaylarsh en distintos encuentros y festivales. Estos promotores folklóricos tenían reiteradas presentaciones en los festivales de Amancaes. Emilio Alanya introduce, en una versión, el chaleco bordado entre sus ejecutantes concitando una especial atención y distinguiéndolos de los demás grupos. Por su parte, Zenobio Dhaga, escribe una música especial para su ejecución, ya que antes se bailaba con cualquier música, como nos dice Nicolas Matayoshi: “esta danza no tenía una música propia, entonces como no tenía una música podían bailar en huaynos, relojeras, pasacalles, etc. y él, Zenobio, es el que le pone música e incorpora la orquesta, ósea violín y saxo: la orquesta típica”.
Con la inclusión de estos elementos y la aparición de distintos concursos, rápidamente el Huaylarsh cobra una importancia significativa en el Valle del Mantaro y en especial en los pueblos del sur.
Un momento trascendental para el Huaylarsh ocurrió en el año 1972, durante la implementación de una política cultural auspiciada por SINAMOS (Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social) durante el gobierno militar de Velazco. En ese contexto, se llevó a cabo un concurso en el campo ferial de Yauris, en el que participaron delegaciones de todo el Valle del Mantaro, incluyendo Huancavelica. El panel de jueces estuvo compuesto por destacadas personalidades como Sergio Castillo, Hugo Orellana, Nicolás Matayoshi, Dimas Fernández y Teófilo Hinostroza. Durante este concurso, los jueces se enfrentaron a un dilema que Matayoshi explicó de la siguiente manera: “Veíamos el problema desde otra perspectiva: el Huaylarsh contaba con una orquesta y 30 bailarines. ¿Cómo podríamos otorgar premios comparándolo con una orquesta que venía de Chongos Bajo, la cual solo constaba de un saxofón, un clarinete y un tambor? ¿Cuál era más auténtico y cuál no?”. Ante esta situación, el jurado tomó la decisión de crear dos categorías que permitieran evaluar de manera diferenciada la ejecución de esta danza, siendo esencialmente la estructura que ha perdurado hasta nuestros días.
Desde esos años se han generado iniciativas desde distintos espacios, principalmente las municipalidades del sur, a nivel de concursos y de espacios de reflexión sobre el Huaylarsh. Los concursos se han regulado unos a otros por ejemplo contrastando sus bases. Algunos concursos se han revestido de mayor prestigio, y las pequeñas comparsas, o elencos, se han convertido en asociaciones folklóricas o instituciones culturales, que ensayan durante todo el año para participar en los diferentes concursos. Las practicas se han afianzado en el espacio público oficial, revistiéndose de cierto rigor donde existen guardianes de la tradición vigilantes de cualquier “peligroso” cambio; mientras que en el ámbito de lo privado las manifestaciones tienen dinámicas propias y se adaptan a los ciclos modales y a las interacciones propias de los cambios sociales. Estos riesgos de cambio y las distintas dimensiones de la manifestación cultural fueron tratados en encuentros académicos, foros, congresos, mesas redondas, lamentablemente con poca sistematización y muchas de las veces con temáticas repetitivas.
La política cultural más importante que ha detentado esta manifestación se dio el 23 de febrero del 2005, donde el Estado Peruano, a través del Instituto Nacional de Cultura, mediante la Resolución Directoral Nacional Nro. 192/INC-2005, reconoce al Huaylarsh como Patrimonio Cultural de la Nación. En su artículo resolutivo propone: “Declarar Patrimonio Cultural de la Nación a la danza “Huaylarsh wanka” del departamento de Junín que, por sus claras raíces prehispánicas merece este reconocimiento para fomentar el respeto a su tradicionalidad, originalidad y mensajes, debiendo promoverse su fomento y difusión; reconociéndose también las formas que en la actualidad asume dicha danza: el rural tradicional y el mestizo moderno, como formas que visualizan la continuidad y el cambio; convirtiéndose en parte de las manifestaciones culturales orales y tradicionales del país.”
La declaratoria de Patrimonio Cultural de la Nación es la política cultural más importante que tiene el Estado Peruano para generar incentivos sobre una manifestación del Patrimonio Cultural Inmaterial. El Huaylarsh ha sido la manifestación numero 22 en ser declarada en el país, la primera fue la Marinera en 1986. El Huaylarsh fue declarado dos años después de que los estados del mundo adoptaran la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, que el estado peruano ratificó el 22 de febrero del 2006. La adecuación de la normativa nacional a la Convención ha propuesto que las manifestaciones declaradas en el ámbito nacional tengan un Plan de Salvaguardia, pero también que los portadores de la manifestación, a través de sus autoridades, presenten un informe cuatrianual al Estado Peruano sobre la gestión del bien y los avances en la implementación del Plan. Estos ahora son los retos del Huaylarsh y de las autoridades.
No quiero detenerme en los concursos implementados por la mayoría de municipios y que son centrales para la difusión del Huaylarsh, solo quisiera acotar que han mejorado en su gestión año a año, tanto en el tema de sus bases como en la producción de sus espectáculos, aunque este último ítem sigue siendo insuficiente. No obstante, hay algunos municipios que vieron al concurso de Huaylarsh más que como una fuente de identidad y de promoción del distrito, como una caja chica, un buen negocio, lo que confronta con el espíritu de una política pública de acceso a la cultura y de difusión y protección de un bien patrimonial.
La Ruta del Huaylarsh emerge como una relevante política cultural, aunque su estructura pueda percibirse como poco orgánica, probablemente debido a los cambios en la administración municipal. No obstante, ha logrado proyectar a nivel nacional la extensión geográfica del huaylarsh en el Valle del Mantaro, una magnitud que podría compararse en el país únicamente con los Carnavales cumbiamberos del bajo Piura. La Ruta del Huaylarsh fue concebida como una iniciativa de la Municipalidad Provincial de Huancayo, específicamente a cargo del Instituto de la Juventud, bajo la gestión de Eduardo Valentín. El responsable de su ejecución fue Martín Córdova, y a lo largo de los años, la idea fue replicada y mejorada, presentando una versión actualizada este año. A pesar de su posible falta de estructura orgánica, la Ruta del Huaylarsh ha demostrado ser un proyecto dinámico y en constante evolución, destacándose como un esfuerzo continuo por potenciar esta manifestación cultural.
Otra iniciativa de gran relevancia que merece ser destacada es la labor para consolidar el Día Nacional del Huaylarsh. Este proyecto comenzó el 2014 cuando un grupo de cultores exigieron al entonces congresista Jhonny Cárdenas que planteara la posibilidad de presentar un proyecto de Ley a favor del Huaylarsh. No obstante, la iniciativa se centró en la transmisión de este hecho por TV Perú en un programa denominado “Carnavales de la Nación Huanca 2015” pero que afianzó la idea de declarar el miércoles de ceniza como día Nacional del Huaylarsh. Al año siguiente, la Municipalidad Provincial de Huancayo el cuatro de febrero, a través de su Concejo Municipal, mediante la Ordenanza Municipal Nro. 533-MPH/CM, declara el miércoles de Ceniza como el día del Huaylarsh. Esto con el objetivo, suponemos, de generar antecedentes para una declaratoria de día nacional.
El 12 de julio del 2018 la Comisión de Cultura y Patrimonio Cultural del Congreso de la República propone el Dictamen 78 en el que aprueba el proyecto de Ley que declara de interés nacional la declaratoria del miércoles de ceniza de cada año como día del Huaylarsh, lamentablemente no entró al pleno y tras la disolución del Congreso al año siguiente, no se concretó su publicación.
Otro elemento importante que se relaciona con el bien es el del 2021 y es la declaratoria de UNESCO a Huancayo como Ciudad Creativa de la Música. Con este reconocimiento UNESCO destaca la contribución que la ciudad aporta a la música y uno de los géneros y ecosistemas que UNESCO reconoce es el del Huaylarsh y los músicos que lo ejecutan. Lamentablemente la ciudad y las distintas gestiones municipales no le otorgan la importancia a esta declaratoria que podría poner al genero musical y otros que tiene la región en una plataforma global de ciudades que aportan y promueven el desarrollo desde la creatividad, en este caso la música.
Retos y posibilidades
El Huaylarsh es una de las manifestaciones culturales más importantes del Valle del Mantaro y concita un fenómeno muy particular, articulando alrededor de ella actividades religiosas, culturales y sociales. Las políticas culturales destinadas a su gestión forman parte de una tradición que ha involucrado al Estado, tanto a nivel central como local, a la academia y a la sociedad civil, con especial énfasis en sus portadores. El Huaylarsh, además al ser patrimonio cultural de la nación, representa una gran responsabilidad para todas las partes interesadas en su preservación y promoción. Para garantizar la continuidad y el desarrollo de esta tradición, queremos contribuir con algunas ideas, varías de ellas que ya están en implementación por amigos o instituciones:
El gobierno desde sus tres niveles debería apoyar la promoción del Huaylarsh a través de diversas iniciativas, que no se restrinjan solo a la organización de concursos, sino proponer otros festivales y eventos culturales que permitan la difusión y promoción de la manifestación, por ejemplo un concurso de orquestas sobre el Huaylarsh en un contexto distinto al carnaval, un festival de zapateo, de guapidos, entre otros. Así mismo, el Estado a nivel de gobierno regional y local debería apostar por la creación de un programa de financiamiento de proyectos que fomenten la difusión, investigación y gestión del Huaylarsh (y otras manifestaciones culturales), de manera similar a los estímulos para la cultura. Además ambas instancias de gobierno, deben de reforzar la difusión nacional de la temporada de Huaylarsh a través de campañas de comunicación.
La academia debería desempeñar un papel central en la investigación y documentación del Huaylarsh. Es imperativo fomentar programas de investigación y estudios que aborden su historia, evolución y su conexión con otras expresiones culturales. Desde el gobierno o la academia, se sugiere proponer incentivos y estímulos que propongan nuevas direcciones de investigación, incentivando así la exploración de aspectos menos conocidos de esta rica tradición. Además, se debe promover la creación de programas de formación y profesionalización destinados a coreógrafos, bailarines, músicos e investigadores especializados en el Huaylarsh. Resulta esencial para nuestra ciudad, reconocida como Ciudad Creativa de la Música, contar con un conservatorio que ofrezca una formación musical. Esta propuesta, además de ser económicamente viable, otorgaría prestigio a la institución educativa que la implemente, consolidando así el lugar preponderante de Huancayo como potencia musical.
La sociedad civil también debe desempeñar un papel fundamental en la preservación y promoción del Huaylarsh. Para ello, es esencial establecer grupos de apoyo y comunidades dedicadas específicamente a la preservación de esta valiosa tradición. Además, se deben impulsar proyectos comunitarios que involucren activamente a los habitantes locales en la gestión y difusión de la danza. Es de vital importancia que cualquier nuevo Plan de Salvaguardia tenga una orientación centrada en los portadores del Huaylarsh, permitiendo su participación activa y asegurando que aporten insumos significativos para la elaboración de informes periódicos que puedan ser presentados. Esta colaboración directa con la comunidad contribuirá a fortalecer la sostenibilidad y autenticidad de la manifestación cultural, garantizando así su arraigo en el tejido social.
Es importante que se invierta en la infraestructura necesaria para el desarrollo del Huaylarsh, como la construcción de escenarios, la adecuación de espacios y salas de ensayo. Así mismo, es necesario tener un museo y/o centro cultural que los 365 días del año pueda difundir entre los visitante y ciudadanos las distintas manifestaciones del ecosistema del Huaylarsh y dejar constancia de la línea de tiempo de esta manifestación. Ya esta propuesta en lo virtual la viene construyendo Omar Zapaico.
El Huaylarsh destaca como una de las manifestaciones culturales más importantes de Huancayo. Sus concursos y prácticas han trascendido fronteras, extendiéndose y siendo interpretados en América del Norte, Europa y Japón. En el ámbito cinematográfico, se han producido películas y documentales notables como "La danza del Zorzal" y "Coliseo", entre otras. La mayoría de los fotógrafos nacionales tienen instantáneas memorables sobre nuestra danza. Nuestros héroes culturales más preciados Flor Pucarina, Picaflor de los Andes, han construido el soundtrack de nuestra vida con el Huaylarsh. No obstante, aún nos queda un amplio camino por recorrer para aprovechar plenamente el potencial de esta rica manifestación cultural. Las políticas culturales desempeñan un papel clave y es crucial contar con la participación de todos los actores involucrados para preservar y enaltecer esta valiosa herencia, situándola en la mejor de las ubicaciones, tal como nuestros mayores confían que continuemos cultivando.
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