A manera de apertura para el diálogo sobre traducción, oralidad y escritura en el mundo andino Julio E. Noriega Bernuy
Knox College
La invitación de Fredy Roncalla a dialogar sobre traducción, oralidad y escritura en el mundo andino reclama nuestra urgente atención. La urgencia se debe a la necesidad de tomar conciencia plena de lo que significa trabajar en el área. En este sentido, sugiero que como punto de partida nos enfoquemos en evaluar las implicancias de lo que se entiende por cada uno de esos términos en el contexto andino. Anticipo, sin embargo, que los tres términos parecen ser inseparables, de modo que es inconcebible hablar de uno de ellos sin referirse a los otros. En segundo lugar, tal vez sería útil establecer, aunque a manera de hipótesis, ciertas premisas: 1) toda lengua es por naturaleza oral; 2) la escritura funciona como una tecnología de la palabra; y 3) la traducción implica siempre una traslación lingüística y cultural. Para el caso específico de las lenguas indígenas, es fundamental distinguir, en el plano lingüístico, la diferencia entre el alfabeto y la escritura en sí y, dentro de la comunicación escrita, las limitaciones de la escritura de transcripción o creación literaria frente a la tradición propiamente escrita de una lengua. No hay que olvidar además, aunque parezca demasiado obvio decirlo, que no todo aquello que pertenece a la tradición escrita es conservador o culto ni todo lo oral, progresista o popular. Tampoco hay que asumir que lo que nos llega por la vía oral tiene su origen siempre en la tradición oral o viceversa, ya que en el mundo andino las dos tradiciones pueden llegar inclusive a intercambiarse. El objetivo final de este diálogo se orientaría, entonces, a erradicar, desde mi propia perspectiva, la atávica concepción de que la escritura en el mundo andino está ligada íntima, única y exclusivamente al español y a fortalecer, por el contrario, el apoyo a proyectos de escritura en lenguas indígenas.
La escritura y la traducción en el caso andino responden a una larga tradición colonizadora. No hay, entre nosotros, escritura ingenua ni traducción inocente. Salvando escasas excepciones, el libro, la teoría, el trabajo y la metodología de investigación no son sino formas de ejercer el poder de la escritura, de colonizar. La traducción, en nombre de la catequesis primero y de la educación después, se hizo tanto para ganar almas como para controlar el pensamiento. No estoy tratando de negar la existencia de una escritura contestataria ni de subestimar su importancia. La descolonización cultural no es, felizmente, un fenómeno reciente. Guamán Poma y Garcilaso de la Vega se adelantaron por siglos a Foucault para, cada uno a su modo, contrarrestar el impacto de la colonización con sus propias armas: la escritura y la traducción. Ese espacio, la fisura que ambos abrieron dentro del mundo letrado, debe seguir siendo el de la apropiación de la tecnología escrita y el de la producción de discursos tanto teóricos como metodológicos, cuyo sujeto, fragmentado y a contracorriente, se realice como un sujeto andino. Con este compromiso en mente, la propuesta de Fredy es, más que una invitación al diálogo, un llamado, en mi opinión, a la producción escrita de textos teóricos, creativos y de traducción no sólo originales, sino capaces de crear su propio discurso epistemológico, especialmente en lenguas indígenas.
La invitación de Fredy Roncalla a dialogar sobre traducción, oralidad y escritura en el mundo andino reclama nuestra urgente atención. La urgencia se debe a la necesidad de tomar conciencia plena de lo que significa trabajar en el área. En este sentido, sugiero que como punto de partida nos enfoquemos en evaluar las implicancias de lo que se entiende por cada uno de esos términos en el contexto andino. Anticipo, sin embargo, que los tres términos parecen ser inseparables, de modo que es inconcebible hablar de uno de ellos sin referirse a los otros. En segundo lugar, tal vez sería útil establecer, aunque a manera de hipótesis, ciertas premisas: 1) toda lengua es por naturaleza oral; 2) la escritura funciona como una tecnología de la palabra; y 3) la traducción implica siempre una traslación lingüística y cultural. Para el caso específico de las lenguas indígenas, es fundamental distinguir, en el plano lingüístico, la diferencia entre el alfabeto y la escritura en sí y, dentro de la comunicación escrita, las limitaciones de la escritura de transcripción o creación literaria frente a la tradición propiamente escrita de una lengua. No hay que olvidar además, aunque parezca demasiado obvio decirlo, que no todo aquello que pertenece a la tradición escrita es conservador o culto ni todo lo oral, progresista o popular. Tampoco hay que asumir que lo que nos llega por la vía oral tiene su origen siempre en la tradición oral o viceversa, ya que en el mundo andino las dos tradiciones pueden llegar inclusive a intercambiarse. El objetivo final de este diálogo se orientaría, entonces, a erradicar, desde mi propia perspectiva, la atávica concepción de que la escritura en el mundo andino está ligada íntima, única y exclusivamente al español y a fortalecer, por el contrario, el apoyo a proyectos de escritura en lenguas indígenas.
La escritura y la traducción en el caso andino responden a una larga tradición colonizadora. No hay, entre nosotros, escritura ingenua ni traducción inocente. Salvando escasas excepciones, el libro, la teoría, el trabajo y la metodología de investigación no son sino formas de ejercer el poder de la escritura, de colonizar. La traducción, en nombre de la catequesis primero y de la educación después, se hizo tanto para ganar almas como para controlar el pensamiento. No estoy tratando de negar la existencia de una escritura contestataria ni de subestimar su importancia. La descolonización cultural no es, felizmente, un fenómeno reciente. Guamán Poma y Garcilaso de la Vega se adelantaron por siglos a Foucault para, cada uno a su modo, contrarrestar el impacto de la colonización con sus propias armas: la escritura y la traducción. Ese espacio, la fisura que ambos abrieron dentro del mundo letrado, debe seguir siendo el de la apropiación de la tecnología escrita y el de la producción de discursos tanto teóricos como metodológicos, cuyo sujeto, fragmentado y a contracorriente, se realice como un sujeto andino. Con este compromiso en mente, la propuesta de Fredy es, más que una invitación al diálogo, un llamado, en mi opinión, a la producción escrita de textos teóricos, creativos y de traducción no sólo originales, sino capaces de crear su propio discurso epistemológico, especialmente en lenguas indígenas.
CHUSPITAS UYWANI
ResponderEliminarChuspitas uywani Je garde une mouche
quri raprachata, des ailes d’argent,
chuspitas uywani je garde une mouche
nina ñawichata. des yeux de feu.
Wañuytas apamun Elle ramène la mort
nina ñawichampi, dans ses yeux de feu,
wañuytas apamun elle ramène la mort
quri chuqchachampi. avec ses cheveux d’argent.
Chinchir butillapis Dans une bouteille verte
ñuqaqa uywani, je la garde doucement,
ni pipas yachanchu personne sais
upyanchus manachus, si elle bois,
ni pipas yachanchu personne sais
mikunchus manachus. si elle mange au pas.
Tutapis purikun Elle marche dans la nuit
istrillata qina, comme une petite étoile,
manchaytas karichan et fais trop de mal
pukay kanchayninwan avec le rouge réverbère
nina ñawichanwan. de ses yeux de feu.
Nina ñawichampis Avec ses yeux de feu
kuyayta apamun elle amène l’amour
tuta kanchariqsi, dans le brouillard de la nuit,
sunqumpa yawarnin, au fond de la sang de son cœur,
sunquyta kayaynin. au fond de son être.
Tuta puriq kuro Vermine des pas de nuit,
wañuy apaq chuspi mouche que amène la mort,
quñir butillapis, dans une verte bouteille,
ñuqaqa uywani moi, je l’amadoue,
manchayta kuyaspa. et avec terreur je l’aime.
Recopilado en runasimi, José María Arguedas.
©Feliciano Mejía, de la traducción al francés.
Me encantaria leer otras traducciones del Quechua al Frances de Feliciano Mejia.
ResponderEliminarExcelente trabajo!