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El ejercicio lúdico de la muerte (sobre El Gusano Saltarín y otros poemas de Isaac Goldemberg). Alberto Valdivia Baselli



El ejercicio lúdico de la muerte

Isaac Goldemberg. El gusano saltarín y otros poemas. The Leaping Worm and Other Poems. Buenos Aires Poetry, 2023.

 

Alberto Valdivia Baselli

 

Señalaba Huizinga, en su famoso Homo ludens (1938), que el juego está en la base estructural de la constitución de lo humano, como ser relacional, y cuya interacción consigo mismo y con los otros se construye sobre sistemas lúdicos de construcción de sentido sin necesaria función práctica. En el poemario bilingüe de Isaac Goldemberg, El gusano saltarín y otros poemas(2023), el poeta se sitúa en esa dinámica existencial, frente a los ejercicios de la vida y de la muerte, ante el sujeto que percibe y reflexiona. Por ello, el poeta elige sus paratextos de entrada a sus poemas, como discursos de determinación de ejes temáticos del poemario: la muerte como súbita –y cotidiana, lúdica– limitación del tiempo en Gómez de la Serna (“La muerte es como cuando va a salir el tren y ya no hay tiempo para comprar revistas” [p.30]), la trascendentalidad sensorial de la muerte en Oscar Wilde (“Me estoy muriendo como he vivido: por encima de mis posibilidades”) y la determinación del sujeto como entidad espejeada en lo natural y autosubordinado ante la muerte en Abraham Sutskever (“Cavo una fosa como se debe y ordenan y busco consuelo en la tierra entre tanto. / Un golpe de azada y aparece debajo, debatiéndose, patético, / un pequeño gusano”).

El juego en el poemario es una apertura de sentido a la normatividad de la muerte. El gusanosaltarín es, como símbolo poético, una conceptualización en oxímoron de la vida en su límite, y el juego, un ejercicio esencial de lo existente frente al borde de la vida. La dinámica de lo vital y la referencia lúdica en el sufijo apreciativo (-ín) contrasta con el posicionamiento semántico del gusano como eje mortal y mortuorio, ente de posmuerte tanto como existenciaconstituida para la muerte: “El gusano / saltarín / aterriza / en la cuenca / del ojo . . . Una flor / el pecho / le marchita [33]”. La constitución polar muerte/vida en el poemario, y su estructuración lúdica, ordenan la cosmovisión y pathos del poemario de sempiterna y activa inmovilidad (“Es eterna / la condena” [38]). La muerte es, pues, para la línea del texto poético, una gesta de la vida, una profundización de lo vivido, una exteriorización de las tensiones que definen y permean la forma vital y tanática del ser (“No existe / una puerta / de escape / de la nada” [38]).

La verticalidad del poema, que recuerda la poesía metafísica de Juarroz, no solo busca hincar visualmente, en los ojos del lector, su forma afilada de gusano que busca el debajo de lo real, la interioridad constante del avance, sino que produce un juego de ritmo corto, de versos con doble acento, cuyo ritmo afilado corta el viento conceptual de su hermenéutica, así en la voz como en la mirada lectora. El gusano poético, saltarín, visual, semiótico, penetra en las cuencas de los ojos de quien escucha, ve y reflexiona ante el poema. El texto de Goldemberg es un ejercicio performático de la palabra indecisa en esa totalidad, una construcción existencial construida sobre la percepción absoluta y del fenómeno humano, que se permite dudar gracias a la incapacidad de percibir esa totalidad que supera las palabras: “Encima / cuerpos / esculpidos / en un tiempo / sin destino / mirando algo / no están seguros” (40).

El gusano semiótico, el poema de Goldemberg, y su rastro de intensidades expresivas, es un canto a las tensiones de la finitud del ser y, sobre todo, a los efectos profundos de la percepción/expresión de esas tensiones en una lógica total, imposible de negociar, en los espejos del propio sujeto que crea existencia y que percibe lenguaje. La muerte es una evidenciación, en la vida, del desorden de nuestra relacionalidad, del caos de nuestras posibilidades y memoria: “las manos / en círculo / final / ceñido. Danzan / las almas / en total / desacuerdo” (40).

La teleología de la muerte no es un destino para este gusano literario; es una lógica de la vida que tiende hacia su destrucción (“No es la muerte / quien viene / a nosotros / sino nosotros / quienes vamos / hacia la muerte” [48]). El avance del gusano, en lenguaje y en alargadas imágenes sonoras verticales hacia abajo, notan y anotan la perpetuidad de una condena: existir es penetrar(se), herir(se) con el lenguaje de la muerte y de la vida, desordenándonos: “No se cumplen / años / de vivo / sino / de muerto” (42).

La muerte, conceptualizada por la vida desde su germen y en cada acción del sujeto vital, es un recurso de contradicción, de contrapropuesta (“Morirse. / Verbo / reflexivo / la muerte / se refleja” [64]). La vida y la muerte se miran a la cara y confirman tener el mismo rostro, la misma total complejidad del uno, y luchan contra sí, en la continuidad de su acción y tensión: “Está / dándose / de cabezazos / contra las manos / está golpeando / sus manos / contra su rostro . . . / quizás / en lo más / profundo” (58).

El recorrido del gusano de Goldemberg nos revela totalidades tensionales de la destrucción vital del sujeto, mientras exterioriza la extraterritorialidad de la vida y de la muerte en los códigos del lenguaje (“la Naturaleza / Destruye / para saberse / viva.” [100] ). Como la fugacidad del tiempo,

la muerte es una constante que se percibe efímera y la vida es una realidad efímera que se percibe constante, pese a que ambas, siendo lenguaje, codifiquen lo imposible: “El bostezo / de la muerte / no es real . . . / Y luego, / fue un aullido / que lo dijo / todo” (70).

Ese desorden de lo existente, que se afina en la penetración de un cosmos de tensiones y posiciones de vitalidad mortuoria, es detallado por el lenguaje del gusano como símil de su recorrido por un cuerpo que conceptualiza, en un mismo código, la muerte y la animación (“La vida / se vacía / y vuelve / a llenarse / de futuros / cadáveres” [66]). El lenguaje es, por ello, en los versos de Goldemberg, un sustrato del conflicto entre códigos, un desordenamiento del sujeto que se lee y lee lo vivido en todos los idiomas de la muerte. Su ordenamiento, como poemario bilingüe, aporta una intertextualidad entre el texto y su lectura bilingüe, como metáfora de las tensiones de la muerte en el movimiento del gusano. La intercepción de los mismos textos en las dos lenguas en que está escrito el texto bilingüe, construyen una auto referencialidad caótica y cósmica (ordenada en el desorden que ordena la comunicación) que permite encarnar, en el texto y en el soporte, los muchos niveles de tensión dual que el gusano poético proyecta en su avance sobre el cuerpo de la página, sobre los cuerpos de los ojos que ven y escuchan su propósito: “La paz / absoluta / y no poder /disfrutarla. // The desert / blows / like forging / belows, / in the mirage / death / is waiting”(46-47). El texto construye poemas en dos códigos, ordenados por la propuesta bilingüe, pero que trascienden, en el concepto totalizador de la existencia que subsume el gusano existencial, el desorden de lenguajes que postula la vida de lo que muere a plazos.

El juego del gusano lúdico muere en su muerte, en el límite entre los lenguajes (de vida y destrucción), tensados en dicotomía, en auto referencialidad y en intertextualidad, pues “Riendo a pierna / suelta, / se acercan / los viejos / y las viejas / al borde / de una fosa / que se abre” (102-103). Y el poeta, agrega, con versos de otro (Vicente Aleixandre) “no rauda, / sino deleitable” (103), confirmando en el diálogo violento de lenguajes, las antítesis de la muerte y del ludo, del placer y del quiebre vital, total y perecedero, como el rastro de un gusano que penetra en el cuerpo de nuestras cuencas para mirar desde ellas su propio camino y codificar la finitud de lo sempiterno en ese tránsito de imposibilidades y totalidad en un salto.

 

Alberto Valdivia Baselli (Lima, 1977). Es poeta, narrador, crítico literario y profesor universitario. Ha publicado siete libros de poesía y narración, como Los tejidos detrás (Lima, 2012) o Wañuypacha / Partothötröl (Nueva York, 2017). Asimismo, ha publicado libros de ensayo colectivos y personales, como el libro de filosofía política y crítica cultural Los virajes del quipu. Pensamiento utópico, (de)construcción de nación y resistencia en el mundo andino (UNMSM, 2019).

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